viernes, mayo 02, 2025

“Pepe”: las certezas de Nelson Carlo de los Santos.

El dominicano Nelson Carlo de los Santos logró en 2024 lo que ningún otro realizador latinoamericano en la historia: conquistar el Oso de Plata al mejor director en el Festival de Berlín.

Lo hizo con un filme que el propio director del festival definió como “inclasificable”: PEPE, una fábula moderna sobre un episodio surreal de la historia reciente de Colombia.

El narcotraficante Pablo Escobar, dentro de sus muchas excentricidades, hizo importar hipopótamos desde Sudáfrica a su Hacienda Nápoles. Nadie previó que estos mamíferos se multiplicarían como conejos y, por libres y territoriales, alterarían el equilibrio natural en el río Magdalena, cuando se alimentaron con todo lo que encontraron a su paso por tierra o agua y cambiaron las reglas de pesca y tránsito por el cauce del Magdalena.

Como solución, las ineficientes autoridades organizaron brigadas de cacería para eliminarlos. Pepe es la figura visible de esta cruel historia de abuso de poder por parte de los “dos patas”.

Lo novedoso es que De los Santos aborda la historia desde la perspectiva del Pepe asesinado y sus dudas existenciales, incluidas su voz y su cuerpo, y su conciencia de que tiene voz y cuerpo.

Pepe tiene solo dos certezas: viene del África y está muerto. De los Santos tiene varias y las esconde bajo la manga como buen prestidigitador, esperando el momento preciso para ponerlas en contexto.  

Las cosas como son: PEPE es un formidable ejercicio de gramática cinematográfica de parte de Nelson Carlo de los Santos, que puede resultar insufrible para ese público colonizado por Hollywood que acostumbra a revisar su whatsapp en la sala de cine. PEPE es el tipo de cine que demanda toda nuestra atención hacia los textos, los subtextos y los detalles de la historia. Por supuesto, se nota influencia de la Nueva Ola, de Godard y hasta del minimalismo de Bresson, fuentes que De los Santos explora, estudia, aprende y adapta a sus necesidades caribeñas.

En sus maravillosas certezas, De los Santos no transige con PEPE: o te entregas a su historia o te entregas a Morfeo. Para los que se quedan a soñar a 24 cuadros por segundo, la apuesta es montarse en una narrativa que no da respiro: en efecto, PEPE contiene innegables elementos del thriller, pero sin sus convencionalismos rancios y limitantes. Por razones obvias, en algún momento, puede parecer Jurassic Park o Tiburón. La novedad es que no se muestra casi nada y eso nos obliga a completar el escenario en nuestra imaginación.

De los Santos se va a blanco (o a negro, que no es una cuestión racial) cuando quiere, sin la típica preocupación de si el público se pierde en el camino: lo importante es contar la historia sacando el mayor provecho a las posibilidades narrativas del Séptimo Arte, algo poco frecuente en nuestros días. De los Santos se va a negro y una poderosa voz nos conduce a través del túnel. Al final se advierten luces intermitentes… ¿o son disparos? “Una maldición que huele a muerte, a gringo y a arepa.”

PEPE se apoya en una excepcional dirección de fotografía que es preciosista cuando la historia lo amerita y se vuelve cómplice de la intriga cuando es necesario. Solo vemos lo que se debe y nada más. De cuando en vez, los efectos especiales contribuyen para crear atmósferas de ensueño que siempre ocultan innumerables pesadillas, desde la impotencia del pescador cuando ni su mujer, ni las autoridades le creen que ha visto un monstruo en el río, hasta la presencia centenaria de los sicarios extranjeros que siempre tiran a matar.

Al igual que lo hizo en Cocote (2017), De los Santos inserta en PEPE algún segmento de reportes de televisión que, como bien sabemos, merecerían ganar cualquier premio surrealista del mundo a las cosas más insólitas. Claro, en el mundo de las redes sociales, un concurso de belleza con comentarios sociales también califica como espectáculo.

Como sucede con los grandes mitos, PEPE cae abatido en medio de su espanto y su soledad, convertido en el objeto de la propaganda oficial de la excelencia. Medallas del congreso para los involucrados.

 

PEPE (2024). Dirección y guion: Nelson Carlo de los Santos; Fotografía: Roman Lechapelier, Camilo Soratti, Nelson Carlo de los Santos; Edición: Tom Swash; Voces: Jhon Narváez, Harmony Ahalwa, Fareed Matjila. 

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