viernes, noviembre 30, 2007

El juego de amor en Las Vegas









(Entre papeles, buscando mis apuntes para la fórmula de la felicidad, encontré este comentario sobre un auténtico clásico contemporáneo: Leaving Las Vegas. Buen provecho.)

El amor es un juego. Como en el juego, a veces se pierde, a veces se gana un corazón (incluso el propio). En el juego de las apuestas se paga con dinero, en el juego del amor se paga con dolor. Como las apuestas, el amor es excitante, crea adicción, siempre es un riesgo, termina haciendo trizas nuestra voluntad.

Por eso, Las Vegas, esa maravillosa ciudad-juego, emerge como marco ideal para la desgarrante historia que cuenta Leaving Las Vegas, formidable drama que dirige Mike Figgis y protagonizan Nicolas Cage y Elisabeth Shue.

Para comenzar, nadie quiso financiar este canto a la desesperanza hasta que Lila Cazés, ejecutiva de Lumiére Pictures, fue convencida. La única condición fue precisa:la película debía permanecer en la categoría de bajo presupuesto, de lo contrario sería imposible su culminación. Todos renunciaron a una parte de sus salarios y se rodó en super 16mm, un formato más barato.

Superados los escollos materiales, el suicidio de John O’Brien, autor de la novela en que se basa la película, pocos días antes del inicio del rodaje, ensombreció con una sobrecarga de existencialismo la atmósfera del set de filmación.

El dolor detrás del neón

Como estrategia de aproximación al significado emocional de una ciudad, hay que tener en cuenta lo que es esa ciudad en apariencia. Las Vegas, en este contexto, es la ciudad de la esperanza donde miles de tránsfugas cada día siembran sus sueños y cosechan desilusiones, atrapados acaso en su propio despropósito.

La vida no es color neón. Detrás de las luces intermitentes se esconde el dolor de los hombres, el parto del mundo en una mueca reprimida. Detrás del telón de aquel mundo se erige una estructura de pesadillas que es la que soporta toda la mentira que la alucinación es capaz de concebir.

Se impone, entonces, una visión distinta de esta ciudad y lo que ella alimenta cada noche. Se impone una visión distinta de la relación de pareja y una revisión del odio o la tolerancia que esa relación genera cada día.

El sexo de la soledad

Establecer una relación platónica entre los personajes de nuestra historia es un logro dramático excepcional. Sobre todo si sirve para reconfirmar, por enésima vez, que cuando no hay una alfombra de ternura que lo sustente más allá del amanecer, el sexo no tiene ningún sentido.

Para Ben y Sera el sexo nunca tendrá sentido hasta que puedan recuperarse de sentir el caos y el vacío de otro cuerpo. No podrán interconectarse hasta tanto dejen de sentirse frente al abismo de la soledad que representa el otro cuerpo. Uno frente a otro se sienten como un espejo repleto de patetismo y nunca se debe amar por lástima.

Por demás, sospechamos que estamos antes los oscuros designios del amor, esa terrible palabra. Así que permítanme citar al Maestro Milan Kundera: “El amor no se manifiesta en el deseo de acostarse con alguien sino en el deseo de dormir junto a alguien.”

Sin opciones de ningún tipo, al acto de amor deja de ser exorcismo de demonios, y en vez de la derrota de la muerte, se convierte en sumisa, necrofílica entrega a la humedad de los siglos.

El juego del amor

El amor desarma las almas. Nada prepara las almas para el daño permanente que causa el amor no correspondido o no realizado. Lo que es peor, el hechizo nos hace creer que saldremos ilesos del juego.

Una vez heridos por el destino, el miedo nos habita y la solución a los problemas la buscamos en el fondo de la botella, con la misma incierta esperanza de los náufragos.

Como en el juego de las apuestas, en el amor aunque se gane, siempre se pierde. Sin la protección de Casandra, navegamos a la deriva para pescar las sobras y convencernos de que atrapamos el premio mayor. Siempre es más lo que se arriesga que lo que se gana, siempre es más lo que dejamos en el camino que lo que alcanzamos.

En el amor, la victoria es siempre pírrica y los vicios innegociables. Es por eso que el final obligado es un abandono que, como la verdad, no tiene remedio. No importa el tono de confesión utilizado para descargar nuestro sino fatal: nuestro auditorio es incapaz de entendernos, de entender esa excesiva vocación de suicida; y si lo fuera, eso no sería suficiente para expiar nuestras culpas.

miércoles, noviembre 21, 2007

Cine en los tiempos del cólera

Las relación cine y literatura es uno de esos temas que uno sabe propicios para seminarios y congresos: la discusión de nunca acabar y todos tenemos razón.
El estreno en USA de El amor en los tiempos del cólera, basada en la novela homónima de Gabriel García Márquez, ha puesto nueva vez el tema de moda. Como sólo he visto la secuencia de créditos de la película, me limito (por el momento) a refrescar unas líneas sobre el amour fou del cine y la literatura.
En el mundo cinematográfico, las novelas sólo admiten dos categorías: las filmables y las imposibles, clasificación tan relativa que tiene más excepciones de las que pueden preverse y que siempre varía acorde con quien la hace.
¿Cuál es el secreto para llevar a la pantalla una novela con un mínimo de dignidad? No existe una fórmula precisa, pero muchos dan gran importancia a la capacidad del guionista de traducir las imágenes literarias a imágenes cinematográficas, que no son la misma cosa y necesitan distintos códigos y, por ende, distintas semiologías.
La fiesta del chivo, por ejemplo, se consideró una novela filmable y Luis Llosa hizo una película empantanada (en diálogos). La insoportable levedad del ser, desde su lanzamiento se consideró imposible y, sin embargo, Phillip Kaufman salió exitoso de la prueba.
Pero no existe una buena película de los muchos textos de García Márquez. ¿Por qué? El realismo mágico que fluye de su prosa no acepta traducciones.
En todos los casos, los guionistas y directores han olvidado una regla de oro: cuando se trabaja con una novela hay que dejar fuera de libreto todo lo que no sea cinematográfico y sólo incluir aquello que tiene algún sentido, que tenga alguna significación en la pantalla, que no vaya en contradicción con lo específico cinematográfico.
Por supuesto, esta libertad de adaptación está supeditada a lo que es esencial en la novela y bajo ningún concepto es aceptable ni recortar pasajes fundamentales, de gran significación dramática, ni viciar cualidades físicas o mentales de los personajes en procura de hacer su adaptación fílmica más verosímil.
Vuelvo a García Márquez. Nadie duda de la excelencia de la prosa del Premio Nóbel de Literatura. Pero, para decirlo con sus palabras, el lector suda hielo con sus escritos y ningún director de cine ha conseguido siquiera que entremos en calor con sus aventuras en el mundo garcíamarquiano.
Pongamos por ejemplo la serie de los Amores difíciles (1988): Cartas del parque (Tomás Gutiérrez-Alea, mi querido Titón), Un señor muy viejo con unas alas enormes (Fernando Birri), Fábula de la bella palomera (Ruy Guerra), Milagro en Roma (Lisandro Duque), El verano de la señora Forbes (Jaime Humberto Hermosillo) y Yo soy el que tú buscas (Jaime Chávarri). Ninguna se salva de la hoguera.
Debo admitir mis simpatías por algunos logros en Eréndira (1983) que dirigió Ruy Guerra. Pero todavía recuerdo el amargo sabor que me dejó Crónica de una muerte anunciada (1987), de Francesco Rosi.
Más recientemente, el mexicano Arturo Ripstein llevó a la pantalla grande El coronel no tiene quien le escriba (1999). Mejor me reservo el comentario. (Al igual que con la reciente adaptación de Carnaval de Sodoma, la magnífica novela de Pedro Antonio Valdez, porque, créanme, es material para otra crónica).
Se sabe que Ruy Guerra dirigió La mala hora hace un par de años, pero de esa no tengo ninguna referencia.
Vamos a los maestros: John Howard Lawson en su Teoría y Técnica de la Dramaturgia establece varias diferencias entre la técnica del novelista y del guionista que siempre hay que tener en cuenta:
1) El filme debe mostrar una acción visible. La novela es más discursiva: puede detenerse, describir, reflexionar. Puede describir un paisaje inmóvil, un personaje que no ejecuta ninguna acción. Esta es la diferencia básica entre la narración escrita y la visual.
2) El conflicto cinematográfico no puede concretarse en divagaciones genéricas que expresen la posición del autor hacia la vida y la sociedad.
3) El filme debe personalizar el conflicto. Los hechos que se producen en pantalla deben individualizarse con personas que observan la acción o participan en ella; y
4) El conflicto cinematográfico provoca una tensión visual que no es necesaria en la novela. También el novelista expresa un conflicto, pero se limita a estudiar las consecuencias, a esclarecer el significado desde el punto de vista individual y social.

Hasta aquí por el momento. Volveré con el tema tan pronto se estrene El amor en los tiempos del cólera en Santiago.

viernes, noviembre 16, 2007

George Clooney es Michael Clayton

George Clooney es un tipo que le cae bien a (casi) todo el mundo. A su encanto personal hay que sumarle una particular búsqueda de un espacio como actor de talento, capaz de participar en filmes independientes y/o de bajo presupuesto como Michael Clayton.
La película Out of sight fue el punto de encuentro con su socio, el director Steven Soderbergh. Desde el nombre de la compañía (ahora disuelta) se evidencia el dejo de bellaquería de sus fundadores: Section Eight es un término de uso del ejército de USA que se aplica a los rechazados del servicio por causa de incapacidad física o mental.
Esta productora le ha permitido a Clooney dirigir dos filmes: Confesiones de una mente peligrosa (2002) y Good Night, Good Luck (2005).
Además, Clooney es capaz de renunciar a su corona de People como “el hombre más sexy del mundo” para, al igual que Brad Pitt, asumir proyectos en los que explora sus posibilidades histriónicas. Recordemos que ya ganó el Oscar por Syriana.
En Michael Clayton, Clooney presenta, sin duda, la mejor actuación de su carrera (pronóstico: ganará más de un premio) y permite que un drama aderezado con denuncia social sirva para el debut como director de Tony Gilroy, guionista de la trilogía sobre Jason Bourne.
Estos dramas en los que algún infeliz enfrenta una (siempre poderosa) corporación no son nada nuevo. Incluso podría decirse que los involucrados en la película ya conocen de algún antecedente similar: Steven Soderbergh (Erin Brockovich, con la que comparte también el tema del daño medioambiental), Sidney Pollack (The Firm), las dirigidas por el propio Clooney, y otros títulos recientes.
Pero es indudable que Gilroy ha dirigido con pulso de buen artesano y ha logrado una película que nos hipnotiza, con su vigoroso inicio, con su narración en retrospectiva, con su vuelta de tuerca final.
Es por eso que, a pesar de algunas lagunas en la historia, se puede recomendar Michael Clayton como un estreno que nos salva del total desamparo cinematográfico que sufrimos luego de la cancelación del Festival de Cine Global.

lunes, noviembre 12, 2007

Sanky Panky y Mi novia está de madre a Festival en Suiza

Las producciones dominicanas Sanky Panky y Mi novia está de madre, de los directores José E. Pintor y Archie López, han sido invitadas a participar en el 3er. Festival de Cine Latinoamericano de Berna, Suiza a celebrarse este noviembre en dicha ciudad.
Gracias a la Embajada Dominicana en Berna y las gestiones del Ministro Consejero, Juan Manuel Alcántara, el séptimo arte dominicano rompe las fronteras locales para seguir creciendo y colocarnos en la palestra mundial del mundo del cine, según nos comentó el productor/creativo Gustavo López de 5 Lunas Boutique Creativa, contacto local para dicho festival.

jueves, noviembre 08, 2007

Cancelado el II Festival de Cine Global Dominicano

(Reproduzco in extenso el comunicado de la Fundación Global anunciando la cancelación del Festival de Cine Global Dominicano. Será el próximo año.)

La Fundación Global Democracia y Desarrollo (FUNGLODE) y su institución hermana en los Estados Unidos, Global Foundation for Democracy and Development (GFDD), lamentan la tragedia que afecta a la República Dominicana y se unen al dolor de las personas y familias que han sufrido, y todavía sufren, el impacto y las consecuencias del paso de la tormenta tropical Noel.

Desde la finalización del I Festival de Cine Global Dominicano, celebrado hace un año en Santo Domingo, Santiago y Puerto Plata, los equipos de ambas organizaciones y sus asesores han trabajado duro para la celebración de la segunda edición, pautada para el periodo 13 al 18 de noviembre próximos. Una programación con 29 películas de ficción y documentales de gran calidad y más de 100 invitados internacionales vinculados a la cinematografía y su industria es el resultado de ese arduo trabajo que FUNGLODE y GFDD han hecho durante casi un año.

Tras conocer los efectos devastadores de la tormenta tropical Noel a su paso por la República Dominicana, los altos responsables de la organización del Festival han evaluado la situación y se han debatido entre la cancelación del magno evento o su conversión en un mecanismo de ayuda humanitaria para las miles de familias dominicanas que han perdido una parte de su vida por los estragos causados por el fenómeno climatológico.

Pese a que en un principio se pensó en seguir adelante con el Festival y hacer de él un elemento generador de recursos en beneficio de los damnificados, vista la magnitud de la tragedia y por el respeto que merece este país, los altos responsables del II Festival de Cine Global Dominicano entienden que las prioridades son otras y que es tiempo de solidaridad y de sumarse al esfuerzo de instituciones, entidades de toda índole y comunidades para superar la dramática situación y devolver a las poblaciones afectadas, y al país en general, al camino de la normalidad y del desarrollo.

En consecuencia, FUNGLODE y GFDD anuncian la cancelación del II Festival de Cine Global Dominicano que se iba a celebrar del 13 al 18 de noviembre en Santo Domingo, Santiago, Puerto Plata, Nagua e Higûey.

Rogamos perdonen las molestias que esta cancelación pueda ocasionar y estamos convencidos de que todos nuestros esfuerzos y el de nuestros invitados, patrocinadores, colaboradores y voluntarios estarán enfocados ahora en la recuperación inmediata de la República Dominicana, para luego trabajar para el Festival de Cine Global Dominicano de 2008. Gracias a todos y todas por su comprensión, apoyo y colaboración.

Natasha Despotovic
Directora