Boca Chica es el nombre de una de las playas más populares de Dominicana. También es el nombre de la comunidad que se ha formado y crecido en el entorno de la paradisíaca playa. Una comunidad que se sostiene del turismo, local e internacional, y que se ha especializado en brindar todo aquello que proporciona placer a los visitantes. Para ellos, los mejores frutos del mar (pescados y camarones, afrodisíacos por excelencia) y los mejores frutos de la tierra: niñas y niños que se ofertan con descuento.
Boca Chica es la ópera prima de Gabriella
Moses, con guion de Mariana Rondón y Marité Ugas, protagonizada por Lía
Chapman, Jean Cruz, Xiomara Rodríguez, y una deslumbrante Scarlet Camilo, que
tuvo su debut mundial en el prestigioso Festival Tribeca, donde consiguió el
Premio Nora Ephron. En la edición más reciente del Festival Fine Arts “Hecho en
RD”, consiguió los premios a Mejor película, Mejor guion y Mejor actriz de
reparto (para Chapman).
El filme es
una profunda radiografía al universo que se crea alrededor de la playa y todas
las fuerzas sociales que convergen en este paraíso de sexo y alcohol las 24
horas de todos los días del año, ante la mirada cómplice e indiferente de las
autoridades.
Aquí señalo
uno de los primeros aciertos del filme: el punto de vista desde el que vemos
todo es de Desi, una inteligente niña de 12 años, que ha crecido con la creencia
de ser parte de una familia de músicos y que desea ser cantante de denbow. Al
ser la mirada aún tierna de una niña, casi entrenada para ejercer el más viejo
oficio del mundo, el filme evita todo tipo de excesos gráficos e incorpora
subtextos que no están a la vista, pero sentimos presentes todo el tiempo.
Boca Chica,
la comunidad en torno a la playa, emerge como epicentro del bien y del mal: es
un paraíso para los excesos de unos y un infierno para quienes están condenadas
a servir sus propias esperanzas con la ensalada. Todos nos obsesionamos por los
dólares y en ese afán, se difuminan las fronteras morales, lo que está bien y
lo que está mal: la única regla válida es la orden de quien todo lo compra con
sus papeletas.
Boca Chica habla del rol sumiso que juegan las
mujeres en esta cadena de explotación y su propia inconciencia cuando abonan
con sus hijas este monstruo que las devora y las deja a la vera del camino,
cuando las carnes pierden su firmeza y su encanto, convirtiéndolas en el triste
telón de fondo de una tragedia caribeña que perdura por siglos.
Pero
también Boca Chica es la mirada de porvenir con la que Desi mira al
mundo, con su esperanza puesta en la música como pasaporte para romper con el
mundo de pobreza que la asfixia, con la complicidad de su hermano Fran (Sinatra
Vásquez), un talentoso acordeonista que sobrevive como delivery de pizzas en New York y que ha regresado con la excusa
participar de una boda, pero en realidad busca su propia redención, su lugar en
el futuro que puede construir.
Como motivo
del filme tenemos una boda, entre uno de los hijos de la familia Vásquez y una
americana mucho mayor, que parece hacer un casting para las amigas de Texas que
comparten su condición. Precisamente, la reunión familiar por motivo de la boda
se convierte en el detonante perfecto para que todo se defina y cada quien
reclame el papel que ha interpretado en la farsa.
Boca Chica juega con las infinitas
posibilidades de sus protagonistas. Desi sortea todo tipo de acosos, desde el bullying básico de los niños de la
comunidad que se creen mejores raperos, hasta el de cualquier turista perverso
que se cree con derecho de tocar. Desi viste de prostituta, pero no se rinde. En
ella, late la certeza de que puede salir de ese círculo de miserias y escapar a
la incertidumbre de un futuro que tiene que ser mejor. Detrás, deja a muchas
niñas que perpetuarán la maldita tradición, detrás deja una dolorosa realidad
de la que todos somos cómplices, por comisión u omisión, mientras empeñamos el
futuro de un paraíso que merece mejor suerte.
Boca Chica
(2024). Dirección: Gabriella Moses; Guion: Mariana Rondón y Marité Ugas;
Fotografía: Micaela Cajahuaringa; Edición: Cecilia Delgado; Música: Cresencio
García; Elenco: Scarlet Camilo, Lía Chapman, Jean Cruz, Xiomara Rodríguez,
Sterlyn Ramírez.