La cineasta venezolana Margot Benacerraf, de 97 años, falleció. Tras de sí deja una trayectoria que marcó un hito en el cine venezolano con su película Araya, que la encumbró al reconocimiento internacional por recibir un Premio del Festival de Cine de Cannes en 1959.
Tras graduarse en Filosofía en la Universidad Central de
Venezuela, Benacerraf obtuvo una beca en 1949 en el Departamento de Drama de la
Universidad de Columbia en Nueva York. En esa época descubrió e inicio su
pasión por la cinematografía, en la que dejó huellas de diverso calibre.
De Estados Unidos saltó a París donde estudió en el
Instituto de Altos Estudios Cinematográficos.
Su
película Araya, sobre las salinas en la localidad del mismo nombre en el
estado Sucre, le valió el Premio Cannes de la Comisión Superior Técnica. Se
considera a esta cinta uno de sus más grandes logros por la narrativa sobre la
vida de los salineros de esa localidad oriental. Es considerada uno de
los filmes más importantes de Latinoamérica.
Otra de sus grandes cintas fue Reverón, que cuenta la
vida del artista plástico venezolano. Fue un documental sobre el pintor que en
1952, antes que Araya, fue aclamada en diversos festivales de cine
internacionales, entre ellos el de Berlín y el de Edimburgo.
Fue una de las fundadores de la Cinemateca Nacional en
1966. Creó en 1991 Fundavisual Latina para impulsar las producciones
latinoamericanas.
Gobiernos del mundo, tanto en América Latina como Europa
y Estados Unidos, reconocieron su trayectoria con diversas órdenes y
distinciones.
Uno de los últimos se lo entregaron en 2019 cuando el
Fondo Venezolano Americano para las Artes le entregó el Premio Páez por su
larga carrera.
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