El director y guionista Mariano Ozores ha fallecido a los 98 años, en su domicilio de Madrid. De los directores más prolíficos de la historia del cine español, Ozores se convirtió en un experto en conseguir la risa de los españoles. Cosechó un total de 96 películas que vieron alrededor de 90 millones de personas y, aunque la crítica nunca estuvo de su lado, al cineasta madrileño lo único que le importó siempre fue conectar con el público.
Nacido en Madrid en 1926, fue el segundo hijo de Luisa
Puchol y Mariano Ozores, actores de teatro.
A los 17 años comenzó a trabajar en la compañía teatral de sus padres, haciendo
de tramoyista, ayudante, apuntador o representante cuando hacía falta. E
intentaría también seguir el camino de su familia e iniciarse en la
interpretación, pero a diferencia de sus hermanos Antonio y José
Luis Ozores, este no era el campo en el que Mariano se sentía más
cómodo. La profesión de sus padres hizo que Ozores conviviera con las risas del
público desde joven, despertando en él una gran curiosidad acerca de cómo
conseguirlas. Así, comenzaría a encaminar sus pasos a la escritura: “Soy
autodidacta. Ir de teatro en teatro, visitando pueblos y ciudades, me hizo ver
como el público se reía, de qué se reía y cómo lo hacía”.
A partir de 1952 se aventura en el cine cuando es
contratado por Benito Perojo para escribir el guion
de Ché, que loco. Durante casi una década entera
trabajó en la productora de Perojo de la mano de Alfonso
Paso con quien escribe Los amantes del desierto, Susana y yo y La noche y el alba, entre otras. Su debut como director de
cine llega en 1959 con Las dos
y media y veneno, protagonizada por sus dos hermanos y su cuñada Elisa
Montes.
Trabajador incansable, Mariano Ozores tiene agenciado el
título del segundo director en España con más películas a su nombre, 96 en
total, todas ellas encargadas por productoras que buscaban la rentabilidad de
sus películas. Sus producciones eran sencillas, baratas y rápidas, con solo
cuatro semanas de rodaje y un par de meses de postproducción. Escribía los
guiones de sus proyectos cuando llegaba a casa de grabar otro, así podía
realizar varios títulos al año. Solo en 1982 llegó a rodar un total de seis
cintas: Padre no hay más que
dos, Cristobal Colón
de oficio… descubridor…, El
primer divorcio, Todos
al suelo, El hijo del
cura y ¡Que vienen los socialistas! Ozores
defendía que era capaz de hacer todo eso porque amaba lo que hacía- su política
de trabajo era “vamos a divertirnos un rato y de paso hacemos una película”-
y, por supuesto, porque contaba con el apoyo de su mujer Teresa
Arcos.
Durante
cinco décadas trabajó con los actores más famosos de cada época. Además
de sus hermanos José Luis y Antonio, Mariano Ozores hizo películas con José
Luis López Vázquez, Alfredo Landa, Concha
Velasco, Lina Morgan, Gracita
Morales, Florinda Chico, Manolo
Escobar, José Sacristán… Y, junto a al
productor José María Reyzabal, vio el potencial que
podían tener Fernando Esteso y Andrés
Pajares como dúo cómico. Coincidiendo con “el destape”, se formó
un trío imparable que comenzó con el éxito de Los bingueros en 1979 y que llegó a conseguir más de un
millón de espectadores por cada una de las nueve películas que hicieron juntos.
Incluso su tercera colaboración, Yo hice a Roque III consiguió que retrasasen dos semanas el estreno
de El Imperio contraataca en
España porque la distribuidora sabía que la película de Irvin
Kershner no podría competir contra el trío.
Perfeccionista hasta la médula, el escritor madrileño
contaba que en ocasiones iba al cine a ver sus películas con un magnetofón para
grabar las risas y analizar cuáles eran los chistes que mejor habían
funcionado. “Escribía lo que me gustaba porque primero soy público y después
soy director”, una frase que tenía siempre en cuenta a la hora de escribir los
150 guiones que firmó. Entendió que la clave de la comedia eran la sorpresa del
espectador, el contraste de distintas situaciones y la representación de la
cotidianidad para que este se pudiera identificar con lo que veía en pantalla.
Sus guiones brillaban, no solo por sus chistes, también
por su capacidad de retratar a la sociedad española y sus preocupaciones.
Ozores parodiaba lo que pasaba en España y lo criticaba a su manera. En un lugar de la Manga y Venta por pisos se centra en
el boom inmobiliario que se vivió durante los años 60; realizó Los Caraduros a raíz de la
expropiación de Rumasa; Que
gozada de divorcio y Mi primer divorcio cuando se aprobó la Ley del divorcio
en 1981; y Los Bingueros, que
habla sobre la ludopatía, se estrenó poco después de que se legalizase el juego
en España.
Fue uno de los primeros nombres en formar parte de la
Academia de Cine- su número de carnet es el 18- y en 2016 se le concedió el
Goya de Honor, galardón con el que recordó a todos los actores con los que
había trabajado y, en especial, a sus dos hermanos. Estuvo acompañado de sus
sobrinas las actrices Adriana y Emma
Ozores, y en su discurso de agradecimiento también le hizo una
dedicatoria a, “ese ente misterioso al que se lo debo todo, el público, el
respetable público”.
Mariano Ozores defendía que la risa era aquello que nos
separaba de los animales y que la española era “grande, explosiva y con un gran
sentido del humor”. Cineasta por y para el pueblo, “entre yo y el público
siempre elijo al público, y el resto no me importa”, Mariano Ozores consiguió
convertirse en uno de los directores más queridos por los españoles.
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