La industria de la belleza es uno de los negocios más prósperos del mundo. La cosa es simple: debemos ser perfectas Afroditas o comprar productos para serlo. Y la propaganda es continua las 24 horas de todos los días: o somos muy gordos, o muy bajos, o nuestro pelo, o alguna parte de nuestro cuerpo nos impide reclamar el 10 de la perfección. Y terminamos convencidos de que no encajamos con los ideales de belleza del mundo.
Esa enorme
presión social se multiplica por dos en el caso de las mujeres y se triplica en
el caso de las damas de los medios de comunicación: siempre hay que andar bien
puestas, controlar el peso y tratar de prorrogar el natural envejecimiento del
cuerpo hasta donde se pueda.
Actrices y
comunicadoras son productos a los que la industria de Hollywood les tiene una
fecha de vencimiento inexpugnable: 50 años. Es el caso de Elisabeth Sparkle, el
personaje protagonista de La sustancia, filme de Coralie
Fargeat que, desde su estreno en Cannes, ha provocado todo tipo de reacciones y
se ha convertido en uno de los filmes más comentados del año. Sparkle,
encarnada por la bellísima actriz Demi Moore (de 62 años, protagonista de
muchas de nuestras fantasías, en los tiempos de Ghost), es una actriz a
la deriva que se mantiene en el showbizz
gracias a un programa de aeróbicos y, al cumplir los 50 años, sabe que sus días
están contados.
Sparkle (me
sonrío cuando caigo en cuenta que, en inglés, significa “brillar”) recurre a
una última esperanza: una sustancia milagrosa con un eslogan poderoso: (“¿Alguna
vez has soñado con una mejor versión de ti misma? Más joven. Más bonita. Más
perfecta”) y que la convierte en Sue, encarnada por la talentosa actriz Margaret
Qualley, la nueva sensación televisiva en Hollywood, capaz de desbordar las
pasiones de todos los caballeros que se encuentra a su paso.
Esta nueva
forma de aproximarnos a un mal de siglos, que han llamado “body horror film”,
tiene antecedentes en filmes como Titane, de Julia Ducornau (Palma de
Oro 2021) y Revenge (2017), la ópera prima de Fargeat; y obvias referencias a The Shining (de Kubrick), Carrie (de De Palma), The Fly (de Cronenberg), para mencionar tres. Y, por supuesto, le confiere a su realizadora luz verde para los excesos: mucha sangre, muchas tripas,
muchas imágenes pensadas para provocar al espectador, para no dejarlo
indiferente ante la experiencia: yo me reí con el atrevimiento, otros se
sienten incómodos.
La sustancia se convierte para Fargeat en el
mecanismo ideal para estrujarnos en la cara toda la hipocresía de un mundo que
cosifica a las mujeres y las mide por su talla, por sus libras, por sus
arrugas, por sus errores de vestuario en la alfombra roja. Son muchos años de
desmedidas exigencias de corrección para las cineastas también.
Para
Fargeat no hay límites y se permite explorar (o explotar) la sensualidad de sus
personajes con la típica agresividad masculina. En efecto, hay muchos
acercamientos indebidos, mucha carne expuesta, pero en el contexto de un
discurso estético, como expresión radical de lo que la propia industria del
entretenimiento hace con las mujeres: convertirlas en objetos.
En ese
sentido, Fargeat no hace concesiones: siempre traspasa la frontera de los
espejos y nos incomoda con su reclamo de justicia: no es posible crear, digerir
como fastfood y desechar a cualquier
mujer cincuentona, en medio de una sociedad despersonalizadora y que actúa como
tribunal disciplinario ante cualquier pedido de clemencia.
La sustancia se proyecta, aún sin proponérselo,
como nueva forma del feminismo (al margen de ideologías) en el contexto de la
más brutal de las dictaduras: la industria de la belleza ideal y se burla de
todos los actores del circo.
Al final,
todos queremos ser recordados con una estrella en el Paseo de la Fama de
Hollywood. Una estrella que también se deteriora y es depositaria del aplauso,
del silencio, del estiércol y del olvido. Ni modo: es el mundo que nos ha
tocado vivir.
La
sustancia (2024). Dirección y guion: Coralie Fargeat; Fotografía: Benjamin
Kracun; Edición: Jerome Eltabet, Coralie Fargeat y Valentin Féron; Música:
Raffertie; Elenco: Demi Moore, Margaret Qualley, Dennis Quaid.
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