Andújar
estrena su segundo filme, El Blanco, filme que establece varios
de los elementos básicos del cine de, por ejemplo, Bresson y Bergman, en
función de la economía de recursos: pocos personajes, máxima tensión dramática
que descansa en el sólido guion, algo que ya apreciamos en El hombre que cuida.
De hecho,
ese minimalismo es una de las cualidades de grandes clásicos del cine y de
algunos de los mejores títulos del cine latinoamericano, ese cine de guerrillas
que ha aportado tanto en la construcción de nuestra identidad como continente.
La clave reside en cómo el director mezcla los ingredientes de su receta de
seducción para mantener la tensión (y la atención del público) todo el tiempo
de proyección.
La premisa
es tan simple como universal, acaso primer acierto del filme: Génesis se casa
con Sandro, el hombre blanco del título, a ver si puede escapar de su pueblo,
un paraje olvidado por Dios y donde se sabe prisionera de confianza explotada
por todos, comenzando por su padre. El problema comienza cuando se da cuenta
que, en realidad, ha cambiado su prisión general (el pueblo) por una particular
(el hogar), un reducido espacio que busca de la peor manera, cercenarle sus
alas, tronchar sus sueños.
Al éxito
del filme contribuye de manera notable el acierto del elenco. Judith Rodríguez,
punto. Con el pleno control de su oficio en la construcción de sus personajes,
irradia una simpatía pocas veces vista en nuestro cine. Sin duda, es una de
nuestras mejores actrices. Ettore D’Alessandro aporta la testosterona que
necesita el drama y lo hace con la convicción de su total aplatanamiento. Y
Karina Valdez, la auténtica revelación del filme, capaz de exudar dolor y
sensualidad de manera simultánea, en esa forma desafiante que planta tantas
dudas en la empatía del espectador.
Con este
trío espectacular, Andújar logra encerrarnos en un tour de force que va más
allá de los puñetazos en la mesa, de los aguaceros bíblicos, en un dulce hogar
que no es dulce, ni hogar, en una celda con contados privilegios donde sufrimos
el encierro de los personajes, sus pocas posibilidades de escapar del sortilegio
del destino, de ese mundo de tan pocas posibilidades.
Y, de paso,
nos regalan alguna que otra frase realmente memorable: “Un hombre no se amarra
con una casa, se amarra con un muchacho”. Signo desesperanzador para una legión
de mujeres incapaces de procrear, para una multitud de muñecas sin nombre que
ven vulnerados sus más elementales derechos, todos los días, con la complicidad
de todos, con la indiferencia de las autoridades.
Sumando
universalidad, El Blanco nos sumerge en un pueblo que puede ser cualquier
pueblo del mundo (claro que suena bachata, pero bien puede ser una polka), en
un tiempo que puede ser cualquiera (estos pueblos permanecen pretéritos), en un
drama que trasciende las geografías y nos conquista por la fuerza de su
denuncia social.
El Blanco es uno de los mejores estrenos del
2021. Punto.
El Blanco
(2021). Dirección y guion: Alejandro Andújar; Fotografía: PJ López; Edición:
Pablo Chea, Israel Cárdenas; Música: Andrea Monorchio; Elenco: Judith
Rodríguez, Ettore D’Alessandro, Karina Valdez, Gerardo Mercedes.
1 comentario:
Impresionante película de lo mejor que se ha visto este año, judith Rodríguez fuera de serie nadie responde a los planos como ella es un verdadero deleite ver esta actuación.
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