sábado, abril 19, 2025

“La bachata de Biónico”, alucinante filme de Yoel Morales.

La bachata de Biónico arranca como un falso documental y eso le da luz verde al talentoso equipo de Mentes Fritas para experimentar con todos los géneros y romper algunas reglas, incluida la famosa “Cuarta pared”: el “Biónico”, objeto del documental dialoga con el equipo detrás de la cámara todo el tiempo y los (nos) cuestiona sobre la naturaleza del oficio. En ese sentido, La bachata de Biónico hace un apreciable aporte a la construcción de una narrativa auténticamente dominicana, que además puede ser de las más creativas del mundo.

Como la historia se cuenta desde la perspectiva de su principal personaje, Biónico, contiene numerosos pasajes reales maravillosos o totalmente alucinantes que, para fines dramáticos, hacen las delicias del espectador. Esas libertades de la puesta en escena para nada atentan contra la veracidad de lo que se cuenta. Muy por el contrario, dejan claro que veremos el barrio dominicano con sus luces y sombras, que seremos testigos de los “excesos” de la gente que retrata, o se deja retratar para “salir” en una película.

La bachata de Biónico es una historia de amor redentor, o lo que se le acerca en esta media isla de delirantes extremos. Radhamés de los Santos, alias “Biónico”, quiere rehabilitarse de su adicción a las drogas para merecer el amor de La Flaca, cuando esta supere su propia dependencia, pero el filme parte de un axioma inexpugnable: “el amor es la droga más fuerte”. Quienes vivimos en el Caribe conocemos de sobra los obstáculos que se interponen entre Biónico y su meta de superación: todas las tentaciones están sembradas en el camino y El Ingeniero, compañero de tropelías, no es el mejor consejero del mundo para su propósito. El peor siempre será Calvita, quien comparte el rol protagonista, pero no estamos listos para esa conversación.

Cristian Mojica y Yoel Morales construyen un poderoso guion que nos sumerge en el mundo de estos tígueres, marginados por la sociedad y reducidos a su menor expresión, enclaustrados en su zona de confort que es el barrio, donde se le reza al “Águila” para que los proteja en los intercambios de disparos y les ayude a conseguir el dinero para pagar sus vicios. Cuando las cosas no salen bien, el personaje aparece y los recoge en una misteriosa carreta, sin mediar palabras.

Es una realidad muy cruel a la que están sometidos los Ninis de nuestros barrios y siempre preferimos mirar para otro lado. De ahí, la valiosa actitud de Mojica y Morales, quienes nos muestran la cotidianidad sin innecesarios filtros de redes sociales y, les sobra valentía para hacer algún comentario político.

Yoel Morales, un director emergente que debutó con Azul magia, deja su marca personal cuando apuesta por una puesta en escena que no nos da respiro ante todos los acontecimientos del día a día de Biónico: desde su cubetazo mañanero en el balcón, a la vista de todos, pasando por la puntual llamada de La Flaca a las 3:00 pm, al teléfono del colmado, hasta su difícil proceso de desintoxicación, amarrado a su cama y sudando calvarios.

El espectador recibe una cantidad de dura realidad que raya en la sobredosis. Para salvar la situación: una edición absolutamente maravillosa de Morales y Patricia Pepén, premio en el Festival Iberoamericano de Ceará, que nos mantiene expectantes y atentos a los eventos y la construcción excepcional de un personaje por parte de Manuel Raposo. En efecto, “Biónico” se inscribe por derecho propio dentro de los mejores personajes que ha tenido el cine dominicano de las últimas décadas.

Raposo cuenta con muy buen respaldo del resto del elenco: Calvita (El Napo), El Ingeniero (Donis Taveras), La Flaca (Ana Minier) y Andrés (Yasser Michelén), para solo mencionar a unos cuantos. Todos aportan para crear una sinergia poco frecuente, una especie de actuación orgánica, que evidencia muchas horas de estudio y ensayo. En realidad, cada personaje tiene su momento de gloria, vía algunas de sus frases de antología: “El amor no se puede ligar con crack, eso da durísimo”.

Pero más allá de los personajes, de sus frases, de las precariedades del barrio, se percibe un poderoso alegato contra los que no creen en las posibilidades narrativas del cine dominicano, en una frenética búsqueda de material original e interesante, parte de las miles de historias pendientes de contar.

La bachata de Biónico se nos queda sembrada en la piel como un ejercicio de absoluta libertad creativa que además nos expone como parte de este planeta, en este preciso momento, tan trascendente como irracional.

La bachata de Biónico debutó en el Festival SXSW, donde consiguió el codiciado Premio del Público. Ha conseguido el premio a la mejor película en Stoner Movie Fest (Tailandia) y en Praga. También mención especial en Festival de La Plata. En la reciente edición del Festival de Fine Arts “Hecho en RD” arrasó: mejor película, mejor guion (Morales y Mojica), mejor actor (Raposo), mejor actor de reparto (Taveras) y mejor actriz de reparto (Minier). Cinco premios que la ratifican como uno de los mejores filmes dominicanos.

 

La bachata de Biónico (2024). Dirección: Yoel Morales; Guion: Cristian Mojica y Yoel Morales; Fotografía: Alexander Viola; Edición: Yoel Morales y Patricia Pepén; Música: Mediopicky; Elenco: Manuel Raposo, Donis Taveras, Ana Minier, Yasser Michelén.

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