En 1988, René Fortunato estrenó su primer largometraje Abril: la trinchera del honor, un documental que presentaba los acontecimientos de la guerra de abril de 1965 en nuestro país, una de cuyas figuras relevantes fue el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó. Fortunato tuvo que librar una dura batalla contra la censura del régimen de Joaquín Balaguer, pero logró estrenar en cines el filme y tuvo una magnífica recepción del público que llenó las salas.
A partir de
entonces, Fortunato ha desarrollado una elaborada filmografía en la que ha
reconstruido más de medio siglo de historia dominicana con el que ha sido su
característico estilo: utilizando imágenes y sonidos de la época que presenta
en pantalla. Esa filmografía incluye las tres partes de El poder del Jefe (1991,
1994 y 1996), La herencia del tirano (1998), La violencia del poder
(2003) y Presidente en la frontera imperial (2009). Además, ha estrenado
el largometraje de ficción Patricia: el regreso del sueño
(2017).
Solamente
Fortunato ha logrado el milagro de que los cinéfilos dominicanos abarroten las
salas, convertidas en aulas para aprender de historia, aun cuando sabemos que
los documentales primero deben vencer el injusto prejuicio de que son aburridos.
La realidad es que el público ha respaldado sin reservas los trabajos de
Fortunato los que, en su mayoría, han generado importantes debates sobre
diversos aspectos de nuestra historia reciente.
Lo primero
que sobresale en Caamaño. Militar a guerrillero es su aspecto didáctico: la
organización minuciosa de los eventos en la vida del héroe de la revolución de abril
desde 1966, en que se marcha a Londres como agregado militar en la embajada
dominicana, hasta su trágico desenlace en febrero de 1973, hecho del que se
cumplen 50 años.
Los hechos
son presentados para que el público los contextualice con lo que sucedía en el
resto de Latinoamérica y el mundo. Eran tiempos de guerra fría y mucha
violencia, tiempos convulsos en ciertas expresiones armadas eran alimentadas
por ideales de una mejor sociedad y que costaron mucha sangre de gente valiosa,
como Caamaño Deñó.
Caamaño. Militar a
guerrillero se
constituye en un necesario aporte para que los dominicanos y las dominicanas de
las nuevas generaciones conozcan más de cerca a uno de los hombres más
importantes de la segunda mitad del siglo XX en Dominicana, desde el Caamaño
que recibió entrenamiento militar en las más importantes escuelas de E.E.U.U.,
pasando por el jefe de los temidos “Cascos Blancos”, hasta el guerrillero que
desembarcó en 1973 por playa Caracoles, al frente de un grupo armado, con la
intención de derrocar al gobierno de Balaguer.
Con un
sistema educativo tan deficiente como el nuestro, el aporte de un trabajo como Caamaño.
Militar a guerrillero es incalculable. Que los interesados tengan la
posibilidad de asistir a una sala de cine y adentrarse en muchos detalles de la
vida del coronel Caamaño es una oportunidad que todos deben aprovechar.
Hay un
anhelo que permanece latente: algún día tendremos autoridades educativas realmente
interesadas en que los estudiantes de todo el país aprendan los hechos de
nuestra historia sin manipulaciones malsanas, ni filtros acomodados. Cada quien
juega el papel que le corresponde en un hecho histórico. Los hay protagonistas
y los hay villanos. Esta sociedad es cómplice de los villanos. Pero es válido
soñar con mejores futuros.
Mientras, Caamaño.
Militar a Guerrillero es una invitación abierta a conocer, a conocernos
para que no se repitan esas tragedias de nuestra historia. La invitación la
hace René Fortunato y es imposible resistirse a ese llamado.
Caamaño.
Militar a guerrillero (2023). Dirección y guion: René Fortunato; Edición y
posproducción: Cristian Valerio; Música: Alex Mansilla; Narración: Gustavo
Olivo, René Alfonso, Miguel Susana.
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