En 1996,
Schnabel debutó como cineasta con Basquiat, filme sobre la figura de Jean
Michel Basquiat, artista de New York que utilizaba sus extraordinarias
habilidades para el grafiti como base para crear pinturas con estilo collage en
telas. El filme fue elogiado como uno de los mejores del año y Benicio del Toro
recibió su Premio del Cine Independiente como mejor actor de reparto. Luego
siguió con Antes que anochezca (2000), sobre el poeta Reinaldo Arenas. El
filme fue elogiado como uno de los mejores del año y en el Festival de Venecia,
Schnabel ganó el León de Plata Gran Premio del Jurado y Javier Bardem la Copa
Volpi al mejor actor.
Con La
escafandra y la mariposa (2007), Schnabel ganó el Premio al mejor
director en el Festival de Cannes. Miral (2010) es una de las mejores
películas del conflicto palestino-israelí que he visto. Doy estas pinceladas
para que estemos claros de que se trata de un cineasta que se toma muy en serio
su trabajo, aunque conocemos de varias de sus excentricidades: siempre rueda en
pijamas.
A las puertas de la
eternidad
(2017) nos brinda una oportunidad única: disfrutar la aproximación de un pintor
y cineasta al universo de otro pintor: Vincent van Gogh, acaso de uno de los
más promovidos por el cine. En efecto, directores de la talla de Kurosawa,
Minelli, Altman y Pialat, entre otros, han llevado al cine la vida del maestro
holandés de la pintura. Eso, sin olvidar, Loving Vincent (2017, Dorota Kobiela
y Hugh Welchman), ese maravilloso poema visual, que se hizo posible gracias a
la colaboración de 125 artistas y 65,000 pinturas al óleo. Algo nunca visto en
el cine.
Schnabel se
anota una recreación maravillosa del universo Van Gogh y lo logra a partir de
contar con colaboradores excepcionales. Para comenzar el guion escrito a seis
manos junto a Jean-Claude Carriére y Louise Kugelberg. Carriére, habitual de
Luis Buñuel, es uno de los mejores que ha tenido el cine, responsable de joyas
como: Bella de día, El discreto encanto de la burguesía,
La
insoportable levedad del ser y La cinta blanca. El guion nos sirve
la historia en forma de viñetas, de capítulos visuales, con los altibajos de
los últimos años del pintor. Capítulos que pueden disfrutarse como partes de un
todo y cada uno por separado, una historia desarrollada de manera absolutamente
orgánica.
Para
encarnar a Van Gogh, nada menos que Willem Dafoe, justamente premiado en
Venecia con la Copa Volpi al mejor actor. Oscar Isaac (como Gauguin), Ruper
Friend (como Theo), Mads Mikkelsen, Emmanuelle Seigner, Mathieu Almaric,
redondean un elenco de ensueño para cualquier director. Lo que logra Dafoe, en
los términos de interiorizar la incomprendida locura de su personaje es de
antología y expresarla en monólogos de alma perdida es un absoluto deleite. En
el plano físico, lo que se logra con maquillaje y control de gestos es
absolutamente impactante.
Por
supuesto, en un filme que recrea un universo tan rico en matices y texturas
como el de Van Gogh, la fotografía juega un papel esencial. Schnabel recurre a
uno de los mejores, Benoit Delhomme, responsable de filmes como: Sade
(2000), El mercader de Venecia (2004), The Proposition (2005) y El
niño con el pijama de rayas (2008).
Como
artista plástico, es obvio que Schnabel ha propuesto una paleta de colores que
sean cercanos a los colores de Van Gogh, particularmente ese amarillo que
puebla sus cuadros y ahuyenta los demonios que atormentan su alma, ese verde
que atrapa la eternidad de los paisajes borrosos y ese azul inmaculado que nos
regala remansos de paz. De esta manera, A las puertas de la eternidad también
puede verse como una guía del uso del color al servicio del drama que se
expone: la locura del personaje, su alter ego creativo, sus insondables universos.
Pero además, A las puertas de la eternidad es una carta de amor a la naturaleza y toda la vida contenida en ella, a los seres vivos (plantas y árboles) que nos hablan en las interminables peroratas que solo escuchan los poetas.
A las
puertas de la eternidad (2017). Dirección: Julian Schnabel; Guion: Jean-Claude
Cariérre, Louise Kugelberg y Julian Schnabel; Fotografía: Benoit Delhomme;
Edición: Louise Kugelberg y Julian Schnabel; Música: Tatiana Lisovskaya;
Elenco: Willem Dafoe, Oscar Isaac, Ruper Friend, Mads Mikkelsen, Emmanuelle
Seigner, Mathieu Almaric.
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