viernes, noviembre 15, 2024

“Emilia Pérez”: musical sobre la violencia social mexicana.

Jacques Audiard es uno de los más estimulantes directores de cine franceses. Ha ganado varias veces el Premio César: por Mira a los hombres caer (1994, mejor ópera prima), por De latir mi corazón se ha parado (2005, mejor director y mejor película) y por Un profeta (2009, mejor director y mejor película).

A Audiard siempre le ha ido bien en Cannes: ganó el Premio al mejor guion por Un héroe muy discreto (1996), el Gran Premio del Jurado por Un profeta (2009) y la Palma de Oro por Dheepan (2015). También tiene un León de Oro en Venecia por Los hermanos Sisters. Es decir, premios como prueba de su talento, no le faltan. Con Emilia Pérez ha conseguido también 4 nominaciones a los Premios Europeos del Cine, y ya se sabe que el de mejor edición tiene nombre: Juliette Welfling.

Emilia Pérez se estrenó en el Festival de Cannes, donde consiguió los premios al elenco femenino y el Premio del Jurado. Karla Sofía Gascón se convirtió en la primera mujer trans en ganar el premio a la mejor actriz, compartido con el resto del elenco. ¿Quieres pronósticos? Gascón tendrá numerosas nominaciones en la Temporada de Premios. Comparte con la dominicana Zoe Saldaña quien luce sus formidables condiciones de artista: canta, baila y actúa de forma brillante. ¿Quieres pronósticos? A Saldaña le espera una magnífica Temporada de Premios.

Emilia Pérez se basa en el libreto para ópera del propio Audiard, que es una libre adaptación de la novela Ecouté, de Boris Razon. Esa es la razón del título de esta nota: un musical sobre la violencia social mexicana. ¿Se puede hacer un musical sobre semejante tema? Emilia Pérez demuestra que sí, que además se puede lograr un filme excelente con otros muchos temas en su trama: no solo la violencia que genera el narcotráfico y cómo afecta a sus involucrados, también habla de inclusión social, de amor maternal, de los huérfanos de una guerra despiadada. Y, por encima de todos, el olor de la tragedia de una maldición bíblica.

 

Emilia busca una salida

La premisa del filme es la siguiente: Manitas Del Monte es el jefe de un cártel de la droga a quien le urge desaparecer y convertirse en otra persona. No en cualquier persona: quiere convertirse en una mujer. Para eso, contrata a la abogada Rita Mora Castro quien deberá encontrar un cirujano de absoluta confianza para operar el cambio de sexo y manejar todo lo relativo al cuidado de su mujer, Jessi Del Monte, y sus dos hijos.

Audiard nos muestra pinceladas del terrible mundo de los narcos y su vida hundida en espanto. Gracias al magnífico desempeño de sus actrices, sentimos la presión de ser los más temidos, pero también los más buscados de un sistema corrompido hasta los huesos. Cada quien quiere una tajada del pastel para hacerse cómplice y cobrar por su silencio.

En una sociedad que ha perdido el control sobre la seguridad de sus ciudadanos, nunca sabemos de dónde puede surgir el enemigo. Lo curioso es que estos personajes que crean el caos y el ambiente de inseguridad, viven entre la permanente amenaza de muerte siempre latente y el constante delirio de persecución.

La formidable edición de Juliette Welfling, unida al trabajo coreográfico de todo el elenco y la dirección de fotografía convierte a Emilia Pérez en una de las experiencias cinematográficas más gratificantes del año. Todo debe funcionar con precisión de reloj suizo para que este viaje alucinante nos conduzca, con algunos sobresaltos y música estridente, a buen puerto.

 

Emilia y su epifanía

Lo que agudiza la intensidad de este drama es su brillante giro narrativo: Emilia es un personaje que vive bajo el imperativo del Ubermensch de Nietzsche: un hombre (o mujer) superior que crea sus propios valores y abraza el eterno retorno. Emilia no quiere renunciar a su familia: su sueño es vivir con ellos y ejercitar su amor maternal.

Al mismo tiempo, quiere ser agente de cambio en el México de sus sueños y ayudar a los sedientos de justicia (sí, como todo el que se siente Mesías), a través de La Lucecita, fundación costeada por Emilia Pérez: nada más humano que ubicar los cadáveres de los más de cien mil desaparecidos de la violencia del narcotráfico y devolverle la tranquilidad de saber dónde están sus muertos a los familiares.

Por supuesto, para ninguno de los personajes será fácil redimirse de tanta maldad consumada, de tanto odio esparcido, del olor de los cuerpos desmembrados. Y uno de los guiños favoritos del destino es el Amor, ese que se escribe con mayúsculas y nos hace doler los genitales con el recuerdo de los momentos de pasión.

Uno elige el personaje: Emilia, Rita, Jessi, Epifanía. El Amor será el alfa y omega de todas sus esperanzas y de todos sus problemas, como ya lo ha establecido todas las canciones y el llanto de los siglos. Porque siempre habrá algún escollo insalvable que se disimula cuando todo lo vemos a través de un cristal.

 

Emilia Pérez (2024). Dirección y guion: Jacques Audiard; Fotografía: Paul Guilhaume; Edición: Juliette Welfling; Música: Clément Ducol; Canciones: Camille; Elenco: Karla Sofía Gascón, Zoe Saldaña, Selena Gomez, Adriana Paz.

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