El 22 de
noviembre de 1963, el mundo quedó atónito ante la noticia: en Dallas, el
presidente norteamericano John F. Kennedy fue asesinado, víctima de un
atentado.
El
trágico evento permitió a una élite distinta recuperar el poder, a la otra
mitad de la nación llorar a su beautiful
presidente y a su viuda, Jacqueline, sobreponerse al trauma de la pérdida del
hombre que amaba.
De golpe
y porrazo, el destino sembró a Jacqueline Kennedy en el centro de una tormenta
de poder, mientras recuperaba su semblante y daba la cara por todos ante los
ojos del mundo.
Lo
brillante del guion de Noah Oppenheim, premiado en Venecia, es que se mueve
entre el morbo y la admiración por Jackie. Por supuesto que nos interesan de
los sórdidos detalles de cómo sonó el balazo que le destrozó el cráneo a
Kennedy, quien embarró con sus sesos a la, hasta ese momento, Primera Dama;
Pero también hurga en la psiquis de esta mujer admirable, que se condujo a la
altura de las circunstancias cuando el reflector de la Historia la puso en la
atención de todos.
Nadie en
su sano juicio rebate la idea de que Pablo Larraín es uno de los mejores
cineastas latinoamericanos de nuestros días.
Una
sólida carrera, con una trilogía-núcleo de su universo: Tony Manero (2008, Premio
Mejor Película en Turín y Varsovia), Post Mortem (2010, Premio Mejor
Película en Guadalajara y Cartagena) y NO (2012, Premio “Quincena de
Realizadores” en Cannes). Estos filmes se enfocan en la dictadura de Pinochet desde
distintos ángulos y todos han ganado en el Festival de La Habana.
Posteriormente,
Larraín ha dirigido El Club (2015, Gran Premio del Jurado en Berlín) y ya está
próximo a estrenarse entre nosotros Neruda (2016, Premio del Cine Fénix).
El peor
temor que albergamos es que nuestros cineastas hagan sus maletas, se muden a
Hollywood y vendan su talento al mejor postor en aras de conseguir éxitos de
taquilla, convirtiendo su arte en productos mainstream.
Respiren aliviados: este no es el caso.
Jackie
es un poderoso drama que continúa con lo que ha sido una de las claves del
éxito de Larraín: explorar las posibilidades dramáticas de sus personajes,
construyendo extraordinarios ejemplos de solo
vehicle, es decir, una plataforma para un actor o actriz de talento se
luzca como pavo real.
Es el
caso de Natalie Portman, ganadora del Oscar por El cisne negro (2010),
quien brinda una actuación realmente impresionante. No solo por la
personalización de Jackie Kennedy con sus manierismos para hablar de la Casa
Blanca, sino también por los diferentes niveles de sugestión que alcanza con
sus palabras, la forma en que las entona, con su mirada, con su lenguaje
corporal cuando desanda los pasillos de la Casa Blanca.
Jackie
es uno de los mejores filmes del año, por la sutileza y la valentía con que
aborda uno de los capítulos más oscuros de la historia de Estados Unidos y el
coraje de una mujer que se levantó de las cenizas de su asesinado esposo para
brindar un espectáculo de serenidad impresionante.
Jackie
(2016). Dirección: Pablo Larraín; Guion: Noah Oppenheim; Fotografía: Stéphane
Fontaine; Música: Mica Levi; Edición: Sebastián Sepúlveda; Elenco: Natalie
Portman, Peter Sarsgaard, Greta Gerwig.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario