La carta llegó con remitente en relieve, Stratton Oakmont
, y, como en las películas, sonó música de suspenso. Por supuesto, la destapé
con expectación y apenas pude leí la palabra GANADOR, marqué de inmediato el número telefónico para
invertir todos mis ahorros en lo que me recomendaron mis nuevos amigos,
mientras sonreía para mis adentros: la suerte toca una sola vez a tu puerta. En
realidad, tocó dos veces si contamos la llamada de Irving Rosenfeld.
Llegado el momento de la verdad, no quería cuentos con
mis cuartos, ni cancioncitas con mis cuentos, como le pasó a P. L. Travers.
Pero, ¿a quién le implora uno por ayuda, cuando sabemos que Maléfica en realidad era la buena y
a Solomon Northup lo vendieron de nuevo al mejor postor? No se puede confiar en
nadie: de Amy Dunne no se conoce paradero, la pobre, con ese marido que Dios le
dio. Mejor hacer como los mexicanos: cantarle y bailarle a nuestros muertos
como expresión de cariño, y seguir en la implacable búsqueda de primicias a
cualquier costo, sólo para saciar el morbo de una sociedad enferma. Mejor
acompañar a Anne, mientras pasea su soledad por las playas de Samaná, como
auténtica expresión de los relatos salvajes que hemos visto en todo un año de
cine.
Si alguien me pregunta por lo mejor de 2014 en Santiago,
esta es la lista, en estricto orden de estreno:
2.
Escándalo
Americano, de David O. Russell.
3.
El
sueño de Walt Disney, de John Lee Hancock.
4.
12 años de esclavitud, de Steve McQueen.
5.
Maléfica,
de Robert Stromberg.
6.
Perdida,
de David Fincher.
7.
El libro de la vida, de Jorge R. Gutiérrez.
8.
Dólares de arena, de Laura Amelia Guzmán e Israel Cárdenas.
9.
Primicia
mortal, de Dan Gilroy.
10.
Relatossalvajes, de Damián Szifrón.
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