El cineasta italiano Paolo Taviani -que dirigió con su hermano Vittorio películas importantes, entre ellas Padre Padrone, Palma de Oro en Cannes en 1977 murió el pasado 29 de febrero, a los 92 años, anunció el alcalde de Roma.
“Con Paolo Taviani, nos deja un gran maestro del cine italiano.
Con su hermano Vittorio (muerto en 2018 a los 88 años), filmó películas
inolvidables, profundas, comprometidas”, dijo Roberto Gualtieri.
Paolo y
su hermano Vittorio Taviani escribieron algunas de las páginas más bellas del
cine italiano, en una obra atípica que mezcla historia, psicoanálisis y poesía.
Era un
dúo único que hablaba siempre con una sola voz y escribía a cuatro manos sobre
sus indignaciones y sus iras, pero también sobre su amor por el arte y la
belleza.
“No
sabemos cómo podríamos trabajar el uno sin el otro... mientras podamos respirar
misteriosamente al mismo ritmo, haremos películas juntos”, afirmaban los
cineastas que, en 1977, se comparaban con el café con leche. "¡Es
imposible decir dónde termina el café y dónde empieza la leche!".
Muy
inspirados por el maestro del neorrealismo, Roberto Rosselini, pero también por
Vittorio De Sica, ambos se interesaron desde sus inicios, en los años 1960, por
los temas sociales.
Tras una
serie de documentales, los hermanos Taviani realizaron su primer
largometraje, Hay que quemar a un hombre (1962), que cuenta
la historia de un sindicalista marxista que lucha contra la mafia siciliana.
Un año después, la pareja aborda la cuestión del divorcio con la
comedia I
fuorilegge del matrimonio, interpretada por Ugo Tognazzi y
Annie Girardot, antes de dirigir Sotto il Segno dello Scorpione, una alegoría
de los acontecimientos del año 1968.
Fue en 1974, con Allonsanfan, una evocación de la Italia
postnapoleónica y el fracaso de los movimientos revolucionarios que estallaron
en la época, obtuvieron su primer éxito internacional.
Gran
parte de sus películas están inspiradas en obras literarias. Con Las afinidades
electivas adaptaron a Goehte y en Padre Padrone se
basaron en una novela de Gavino Ledda que habla del duro destino de un niño
sardo criado por un pastor.
El tema
de la infancia está también presente en La noche de San Lorenzo (1982), Gran Premio
Especial del jurado de Cannes.
Vittorio
y Paolo viajaron cinco años después a Estados Unidos, donde rodaron Good morning Babilonia,
un retrato satírico de Hollywood.
Grandes
admiradores del dramaturgo y novelista siciliano Luigi Pirandello, adaptaron
varios de sus relatos en Kaos, una cinta surrealista en dos entregas.
Después
de regresar al documental con Un altro mondo è possibile, rodada durante el G8
de Génova (2001) con el director Gillo Pontecorvo, que denuncia los
devastadores efectos de la globalización; regresaron a la ficción con El destino de Nunik (2007).
En 2012,
abordaron el mundo carcelario de forma diferente con César debe morir,
narrada a través de la preparación de una obra de Shakespeare en la prisión
romana de Rebibbia. La película, recompensada con el Oso de Oro de la Berlinale,
cuenta cómo los detenidos se liberan de sus prisiones gracias al arte, al
tiempo que toman consciencia de su encierro.
“Nosotros
nunca nos rendimos. Dicen que al volverse viejo uno es más generoso y más
tolerante. Es mentira. Nosotros siempre tenemos el mismo instinto de rebelión”,
decían entonces.
Por
primera vez en casi medio siglo, Paolo realizó solo su primer largometraje en
2017, Una questione privata,
una historia de amor en el contexto de la resistencia del Piamonte de 1943.
Y Paolo,
tras la muerte de su hermano mayor dirigió solo su última película, Leonora Addio,
presentada en la Berlinale en 2022.
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