Según el informe del Ministerio, la incidencia del
Covid-19 en la cultura es marginal, habiéndose producido tan solo un 0,01% de
los brotes en espacios culturales, lo que supone que se han dado menos casos y
brotes que en todos los demás ámbitos sociales, como la hostelería, actividades
deportivas, ocio nocturno, etc.
La Federación de Cines de España achaca esta incidencia
al estricto protocolo sanitario aprobado e implementado por el sector. Los
buenos datos demuestran, para FECE, la seguridad de las salas y la efectividad
del esfuerzo que han hecho los exhibidores para adecuarse a la situación
sanitaria. La actividad de ir a un cine supone, por su propia naturaleza, una
baja interacción social, ya que se realiza mayoritariamente con personas
convivientes, sin entablar necesariamente relación con otros individuos; y en
silencio, limitando la emisión de aerosoles.
Asimismo,
la implantación de un riguroso protocolo de seguridad, con la obligatoriedad
del uso de la mascarilla, salvo en los momentos puntuales de ingesta de
alimentos, la separación de los espectadores, dispensadores de gel
antibacterial a disposición del público y los empleados, la desinfección de las
butacas después de la sesión, los óptimos sistemas de ventilación y la
renovación de aire de las salas de cine han jugado un papel fundamental a la
hora de minimizar el riesgo. La suma de todas estas actuaciones hace que la
probabilidad de contagio en una sala de cine sea mínima.
A la luz de estos datos, desde la Federación de Cines de
España demandan medidas equilibradas y una igualdad de criterio en todos los
territorios para el sector de la exhibición.
Y es que,
pese a la nula incidencia del Covid-19 en las salas de cine y que los
ministerios de Sanidad y de Cultura dejaron fuera a las actividades culturales
en las medidas restrictivas adoptadas en el acuerdo del Consejo
Interterritorial de Salud, diferentes comunidades autónomas, como Cataluña,
Navarra, Castilla y León o Aragón, sí han establecido medidas que desde la
federación califican de “desproporcionadas” y “discriminatorias respecto a
otros sectores con una incidencia muy superior”. En algunos casos, estas
han llegado al cierre cautelar de cines o la prohibición de comer y beber en
las salas, decisiones que “comprometen seriamente las posibilidades de recuperación
de la exhibición”.
Frente a
estas medidas de “penalización”, la FECE reclama que se ponga en valor el
esfuerzo y la inversión realizados por el sector para que el nivel de incidencia
del Covid-19 en salas de cine se mantengan en cero tras más de cuatro meses de
actividad.
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