(Hace unos años, escribí una nota sobre la historia del Cine Dominicano. A propósito del lanzamiento en dvd de Un pasaje de ida, reproduzco algunos de los párrafos dedicados al filme de Agliberto Meléndez.)
En 1987, Meléndez hipotecó su apartamento para poder financiar su película Un pasaje de Ida y, prácticamente, introdujo equipo para filmar de contrabando al país. La misma se basaba en los trágicos eventos del barco carguero Regina Express, que costaron la vida a más de 20 dominicanos.
Aunque el caso ocupó la primera plana de los diarios y conmovió la conciencia nacional, muy pronto salió de los grandes titulares y pasó a formar parte de esa cosa indescifrable y enmarañada que se llama proceso judicial.
Agliberto Meléndez quiso que nadie olvidara y construyó un poderoso drama sobre uno de los aspectos más negativos de la realidad dominicana: la desconfianza en nuestro futuro, la falta de fe que empuja a muchos a lanzarse a las aguas del mar Caribe en busca de la esperanza perdida. Muchos pierden la vida antes de llegar a las costas de Puerto Rico (víctimas de los tiburones de tierra y mar), los más afortunados pierden la dignidad trabajando en condiciones de informal esclavitud hasta que son ubicados por el Servicio de Migración y son repatriados en el acto. A otros los asfixian en el tanque de lastre como sucede con los personajes de Un pasaje de Ida. Un drama que se repite una y otra vez, una y otra vez y que ha terminado insensibilizándonos ante una tragedia de magnitudes bíblicas.
Meléndez era ya conocido en los círculos cinéfilos por cortos como El hijo, basado en el cuento de Horacio Quiroga, y por su magnífico El mundo mágico de Gilberto Hernández Ortega, homenaje a uno de los maestros de la plástica dominicana, pero Un pasaje de Ida le permitió llegar a un público mucho más amplio que, por primera vez, se sintió parte del drama que se veía en pantalla.
Antes, debió romper el cerco que imponen las compañías distribuidoras de películas para controlar todo lo que se exhibe en las salas de cine del país.
En su presentación por varios festivales internacionales, Un pasaje de Ida cosechó una impresionante cantidad de premios, evidente señal de aprecio y apoyo de parte de quienes la vieron. Incluso, Un pasaje de Ida llegó a estar entre las favoritas para ser nominadas al Oscar como Mejor Película Extranjera. Como suele suceder con muchos productos dominicanos, nos faltaron recursos para la promoción.
El elenco de Un pasaje de Ida estuvo encabezado por: Carlos Alfredo, Angel Muñiz, Angel Haché, Delta Soto y Rafael Villalona. La música fue escrita por Rafael Solano, mientras la fotografía y la edición estuvieron al cuidado de Pedro Guzmán y Pericles Mejía, respectivamente. (Las excelentes condiciones de Guzmán eran conocidas gracias a su corto Carnaval y caretas). El libreto estaba firmado por Danilo Taveras, con amplia experiencia en el mundo del teatro.
En 1987, Meléndez hipotecó su apartamento para poder financiar su película Un pasaje de Ida y, prácticamente, introdujo equipo para filmar de contrabando al país. La misma se basaba en los trágicos eventos del barco carguero Regina Express, que costaron la vida a más de 20 dominicanos.
Aunque el caso ocupó la primera plana de los diarios y conmovió la conciencia nacional, muy pronto salió de los grandes titulares y pasó a formar parte de esa cosa indescifrable y enmarañada que se llama proceso judicial.
Agliberto Meléndez quiso que nadie olvidara y construyó un poderoso drama sobre uno de los aspectos más negativos de la realidad dominicana: la desconfianza en nuestro futuro, la falta de fe que empuja a muchos a lanzarse a las aguas del mar Caribe en busca de la esperanza perdida. Muchos pierden la vida antes de llegar a las costas de Puerto Rico (víctimas de los tiburones de tierra y mar), los más afortunados pierden la dignidad trabajando en condiciones de informal esclavitud hasta que son ubicados por el Servicio de Migración y son repatriados en el acto. A otros los asfixian en el tanque de lastre como sucede con los personajes de Un pasaje de Ida. Un drama que se repite una y otra vez, una y otra vez y que ha terminado insensibilizándonos ante una tragedia de magnitudes bíblicas.
Meléndez era ya conocido en los círculos cinéfilos por cortos como El hijo, basado en el cuento de Horacio Quiroga, y por su magnífico El mundo mágico de Gilberto Hernández Ortega, homenaje a uno de los maestros de la plástica dominicana, pero Un pasaje de Ida le permitió llegar a un público mucho más amplio que, por primera vez, se sintió parte del drama que se veía en pantalla.
Antes, debió romper el cerco que imponen las compañías distribuidoras de películas para controlar todo lo que se exhibe en las salas de cine del país.
En su presentación por varios festivales internacionales, Un pasaje de Ida cosechó una impresionante cantidad de premios, evidente señal de aprecio y apoyo de parte de quienes la vieron. Incluso, Un pasaje de Ida llegó a estar entre las favoritas para ser nominadas al Oscar como Mejor Película Extranjera. Como suele suceder con muchos productos dominicanos, nos faltaron recursos para la promoción.
El elenco de Un pasaje de Ida estuvo encabezado por: Carlos Alfredo, Angel Muñiz, Angel Haché, Delta Soto y Rafael Villalona. La música fue escrita por Rafael Solano, mientras la fotografía y la edición estuvieron al cuidado de Pedro Guzmán y Pericles Mejía, respectivamente. (Las excelentes condiciones de Guzmán eran conocidas gracias a su corto Carnaval y caretas). El libreto estaba firmado por Danilo Taveras, con amplia experiencia en el mundo del teatro.
1 comentario:
Me encanta alquilar distintos dvd y poder ver diferentes películas. En este momento estaba buscando pasajes baratos para comenzar mis vacaciones, pero me hice un rato para alquilar una buena película y tener resuelto mi plan para esta noche
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