Siempre he postulado que una de las formas de medir la
salud de una cinematografía es por el número de nuevos directores que debutan
con largometrajes. Simple: una nueva perspectiva se suma cada vez que alguien
decide dar el paso y presentar credenciales como realizador. Un debutante
significa aires nuevos para un cine que sigue buscando sus caminos.
A juzgar por el número de debutantes, el Cine Dominicano
goza de muy buena salud. De las 6 producciones presentadas hasta esta fecha, la
mitad (tres) están dirigidas por primerizos, a saber: Duarte: traición y gloria (Leo Silverio), De pez en cuando (Francisco Valdez)
y Al sur de la inocencia
(Héctor Valdez).
Al sur de la
inocencia es lo que llamamos una road-movie,
es decir, un filme de carreteras, para el caso, el precioso sur de Dominicana.
Una frecuente regla dramática señala que en toda road-movie, co-existen, al menos, dos viajes: uno físico (de un
punto geográfico a otro) y otro mental (en que debe operarse un cambio en la
forma de pensar (y/o actuar) de los personajes.
Eso no se cumple a cabalidad en Al sur de la inocencia ya que la historia tiene un buen punto
de arranque, que provoca que nuestros personajes emprendan su viaje hacia el
sur, pero que no se sostiene en el desarrollo de la historia.
Así como en gramática española abrimos un signo de interrogación al inicio de una pregunta (¿) y cerramos una vez esta se formula (?),
así hay que abrir y cerrar los arcos dramáticos que queremos proponer en una
historia. Si abrimos muchos arcos dramáticos, pero no los cerramos
adecuadamente, provocamos que la película no tenga “gancho”: en efecto, el
público simpatiza con los personajes, pero esa simpatía no es estimulada para
que crezca conforma avanza la película.
Otra regla dramática básica: atentar contra la fortaleza
del “punto de quiebre” del personaje que conduce la trama es atentar contra la
credibilidad de toda la historia. Al sur
de la inocencia contiene una historia de amor central que es resuelta
con un montaje paralelo que le resta fuerzas.
Pero hay que apostar a Héctor Valdez como talento
emergente del cine dominicano. Es indudable que evidencia aptitudes de sobra
para dirigir películas.
Y con él nuevos rostros: la preparadísima Sarah Jorge
León, en su esperado primer protagónico, y el prometedor Christian Alvarez.
Junto a ellos, Frank Perozo, una estrella de actor que llena cada fotograma con
su sola presencia.
En el aspecto técnico, sobre todo la fotografía y la
edición, el filme llena su cometido. Pero deseo llamar la atención sobre la inapropiada
selección de canciones y merengues para el filme: deben corresponder
naturalmente a la época en que se desarrollan los eventos (tiempo presente) y a
la edad de los personajes (jóvenes y bilingües) que, definitivamente, tienen otro perfil.
En definitiva, Al
sur de la inocencia es un filme dominicano que resulta novedoso en su
propuesta y que merece ser tomado en cuenta por todos los que creemos que el
sur también existe.
Al sur de la inocencia (2014). Dirección: Héctor Valdez;
Guión: Cynthia F. Cota; Fotografía: Frankie Báez; Música: Sergio Marte y Vohké;
Edición: José Delio Ares García. Elenco: Sarah Jorge León, Frank Perozo,
Christian Alvarez.
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