Aung San Suu Kyi es la orquídea que despertó los sueños de libertad del pueblo en Birmania. Por enésima vez, demostró el inmenso poder de las flores contra las armas, de la irreprimible voluntad una de la gente cuando se decide a cambiar el estado de las cosas.
Su inquebrantable fortaleza espiritual, su conmovedor sacrificio familiar, fue recompensado con el Premio Nóbel de la Paz en 1991. Un dato: las últimas líneas de esta historia se escribieron hace apenas unas semanas, cuando Suu Kyi pudo, después de 11 años, recibir en sus manos, de forma física, su Nóbel.
Una historia tan sobrecogedora ameritaba de un director de cine con carácter. Ese es Luc Besson, muy conocido entre nosotros por filmes como La Femme Nikita (1990) y El profesional (1994). Si las recuerdan en ambos casos se evidencia lo que un común denominador en el cine del francés: fuertes presencias femeninas, Anne Parillaud y la niña-mujer Natalie Portman, respectivamente.
Luego Besson dirigió a Milla Jovovich en El quinto elemento (1995), filme por el que recibió el César al Mejor Director; y en Juana de Arco (1998).
Sus encontronazos con la crítica de cine los ha tenido por sus filmes de acción como Taxi o Transporter y algunos de sus libretos para explosivos personajes femeninos: Bandidas (Penélope Cruz y Salam Hayek) y Colombiana (Zoe Saldaña).
Pero también se ha ganado el reconocimiento de todos con filmes como Angel-A, protagonizado por Rie Rasmussen y la ciudad de París, en un blanco y negro deslumbrante.
Para Michelle Yeoh, el nuevo registro es impresionante. Conocida por filmes como: Tomorrow Never Dies (1997, primera vez que una chica abofeteó al Agente 007), Tigre y Dragón (2000) y Memorias de una geisha (2005), ahora debe encarnar a un personaje cuya fuerza es interior, cuya mayor acrobacia es saludar a multitudes desde la verja de su casa en la que guarda prisión domiciliaria, un ama de casa que el destino coloca en el mismo centro de la historia de Birmania.
Amor, honor y libertad recibió este mismo año el Premio Internacional de los Derechos Humanos en el Festival de Cine por la Paz. Eso define más que cualquier crónica la pertinencia de sus denuncias.
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