Bienaventurados los que vieron Bastardos sin gloria, porque esa fue la mejor película exhibida en los cines de Santiago en todo el 2009.
Bienaventurados los que coinciden en señalar a Danny Boyle como el mejor director del año 2009, por Quisiera ser millonario, la película ganadora del Oscar.
Bienaventurados los que disfrutaron de las formidables actuaciones de Kate Winslet y Leonardo DiCaprio en Sólo por un sueño, porque fueron las mejores del año.
Bienaventurados los que invirtieron su dinero en los mejores filmes presentados en Santiago (en estricto orden de exhibición): El curioso caso de Benjamín Button (David Fincher y el poder de los efectos digitales al servicio de una historia), El sustituto (Clint Eastwood es el maestro del cine correctamente realizado), Quisiera ser millonario (Danny Boyle, desafiando todos los obstáculos en Bombay), Coraline y la puerta secreta (¿Alguien tiene alguna duda de que Henry Selick es el Maestro de la plastilina?), Sólo por un sueño (Sam Mendes, acabando con el Sueño Americano), Milk (Gus Van Sant, en la correctísima reconstrucción histórica), Up: una aventura de altura (Pete Docter, haciendo delicias con nuestro Peter Pan interior), El niño con el pijama de rayas (Mark Herman y el poder de la sugerencia bien manejado), Promesas peligrosas (David Cronenberg, crudo pero virtuoso de sus personajes).
Bienaventurados los que aman al Séptimo Arte, porque algún día su cinefilia será saciada.
Bienaventurados los que encontraron su alma gemela, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los que coinciden en señalar a Danny Boyle como el mejor director del año 2009, por Quisiera ser millonario, la película ganadora del Oscar.
Bienaventurados los que disfrutaron de las formidables actuaciones de Kate Winslet y Leonardo DiCaprio en Sólo por un sueño, porque fueron las mejores del año.
Bienaventurados los que invirtieron su dinero en los mejores filmes presentados en Santiago (en estricto orden de exhibición): El curioso caso de Benjamín Button (David Fincher y el poder de los efectos digitales al servicio de una historia), El sustituto (Clint Eastwood es el maestro del cine correctamente realizado), Quisiera ser millonario (Danny Boyle, desafiando todos los obstáculos en Bombay), Coraline y la puerta secreta (¿Alguien tiene alguna duda de que Henry Selick es el Maestro de la plastilina?), Sólo por un sueño (Sam Mendes, acabando con el Sueño Americano), Milk (Gus Van Sant, en la correctísima reconstrucción histórica), Up: una aventura de altura (Pete Docter, haciendo delicias con nuestro Peter Pan interior), El niño con el pijama de rayas (Mark Herman y el poder de la sugerencia bien manejado), Promesas peligrosas (David Cronenberg, crudo pero virtuoso de sus personajes).
Bienaventurados los que aman al Séptimo Arte, porque algún día su cinefilia será saciada.
Bienaventurados los que encontraron su alma gemela, porque de ellos es el reino de los cielos.
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