Con el estreno de Cristiano de la secreta, primer estreno dominicano del 2009, creo es pertinente hacer algunas precisiones.
El cine dominicano necesita guionistas.
Me parece muy bueno que Cristiano de la secreta es el primer remake de un filme dominicano. En efecto, ya nadie se acuerda de que la película original de José García estuvo nominada al Casandra.
Siempre será mejor remozar una vieja idea que crear un nuevo disparate. Pero hacer una nueva versión, además de mayores recursos y mejor realización, supone una revisión de la historia y superar aquellos puntos que se estimen débiles en el libreto.
El cine dominicano necesita actores y actrices propios.
Ya he señalado que atravesamos la etapa televisiva: muy acertadamente, el cine se nutre de las conocidas caras de la televisión porque, en alguna medida, eso garantiza el apoyo del público. Pero las expectativas se desvanecen ante una triste realidad: siempre nos dan más de lo mismo que vemos en la pantalla chica.
El cine dominicano necesita de críticas constructivas.
Cada vez más, los involucrados en los proyectos que se estrenan dan demostraciones de intolerancia frente a los comentarios, bien intencionados, que la crítica especializada publica. Hablo de crítica especializada, no de los francotiradores de la envidia que todo el mundo tiene. Hablo de gente que tiene años escribiendo sobre películas y a los que se les debe mucho respeto. No se puede, bajo ningún precepto, condicionar la crítica a que sea permanentemente complaciente porque pierde su razón de ser. Por demás, en Dominicana, la crítica cinematográfica poco tiene que ver con el éxito de un filme determinado.
Cristiano de la secreta ha gozado en sus primeros días del favor del público y que bueno que así haya sido. Esperamos que se repita con los demás estrenos del año. ¿Cumple su meta de entretener? Sí. ¿Puede ser calificada de buena película? Definitivamente, no.
A pesar del incuestionable talento de sus realizadores, cuando no se tiene una buena historia es casi imposible hacer un buen filme.
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