jueves, octubre 30, 2014

Yo soy la salsa: el carisma de Johnny Pacheco.

Para que un documental musical como Yo soy la salsa enganche al público, debe contar con un narrador en primera persona que sea carismático: eso le sobra a Johnny Pacheco, un santiaguero con talento y gracia contagiosa que fue el artífice del movimiento musical salsa y del sello disquero que fue estandarte del movimiento: Fania.
Para que un documental musical como Yo soy la salsa funcione, debe contar con una edición de sonido de primer orden. Simple: su materia prima son los éxitos de la Fania que han bailado generaciones hasta nuestros días. El trabajo de Allan Leschhorn y David Vásquez llena las expectativas del más exigente: llevar al mismo plano sonoro el sonido de las salsas grabadas hace 40 años, ejecutadas en vivo, con los temas grabados en marzo de este mismo año, es un logro técnico que se disfruta en el dolby de nuestras salas de cine.
Para que un documental musical como Yo soy la salsa encante al público contemporáneo, es decir, los menores de 35 años, debe contar con un libreto que, con pinzas, sepa colocar las piezas de un rompecabezas gigante como lo fue la salsa y todas las grandes estrellas que tuvo bajo la sombrilla de la Fania. Debe procurar no romper el eje narrativo en función de una única figura y debe ser asumido como una clase de historia disfrazada de pachanga con fondo de salsa. Creo que este es el punto más débil del filme: cuando se torna didáctico, el público aprovecha para consultar su whatsapp.   
Pero hay que agradecer esta iniciativa del inquieto Andrés Van der Horst para realizar, primero un concierto homenaje a Pacheco con los grandes de la salsa actual dominicana (recogido en un disco que es una joya), y luego armar todo el entramado para hacer posible que los dominicanos conozcan y aprecien la trascendencia de Johnny Pacheco, figura esencial para que la salsa tuviera un éxito que dura hasta nuestros días y que, en su momento, sirvió como soporte de identidad para los miles de latinos y afro-americanos que vivían en New York, ciudad desde la cual se expandió a todo el mundo.
El público dominicano tiene la oportunidad de disfrutar Yo soy la salsa, emotivamente conducido por un conversador lúcido y excepcional como Johnny Pacheco, al que sólo basta escucharlo para que nos dibuje una sonrisa en los labios.
Por supuesto, la carga emocional de ver y recordar a muchos de nuestros ídolos musicales es, para ponerlo en palabras, dulcemente devastadora. Es donde radica la fuerza de este documental que merece el apoyo de todos.
Yo soy la salsa recibió el Premio Especial del Jurado en el Festival de Cine Fine Arts y es justo decirlo: ese sonido de tambores todavía funciona como un seductor de multitudes, como definición de nuestra herencia africana, como llamado al que no podemos (ni queremos) resistirnos.


Yo soy la salsa (2014). Idea original y producción ejecutiva: Andrés Van der Horst; Dirección: Manuel Villalona; Guión: Enrique Soldevilla y Manuel Villalona; Edición sonido: Allan Leschhorn y David Vásquez; Elenco: Danilo Reynoso, Luz Dacier, Vicente Suriel.

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