lunes, enero 28, 2008

Robert Redford es un león disfrazado de cordero


Robert Redford es un tipo admirable: en vez de pasearse por el mundo en la alfombra mágica que le proporciona la admiración de Hollywood se decidió por encarnar la rebeldía que permite la industria. Es rebelde (con frutos), no suicida.
Redford cuestiona los aspectos que le parecen más terribles de la sociedad norteamericana sin ufanarse de su logro, ni levantar más ronchas de las necesarias. Un ejemplo de lo que digo es Leones por corderos (2007) para la que ha contado con las actuaciones de Tom Cruise y Meryl Streep, la mejor actriz de nuestros días.
Para los que llevan anotaciones, hay que acotar que Redford es un ambientalista desde la época en que nadie prestaba atención al problema. Como forma de alejarse del mundo Hollywood, compró unos terrenitos en Utah en los que instaló el Instituto Sundance, una inspiración para los cineastas independientes de todo el mundo. El nombre es un homenaje al personaje que lo catapultó a la fama: Butch Cassidy and the Sundance Kid (1969).
Luego vendría el Festival del Sundance que se ha convertido en el más importante del cine independiente y en una efectiva ventana de exhibición para el cine latinoamericano. Habría que recordar que, gracias a ese festival se pudo conocer Como agua para chocolate.
Cuando en el 2002 se le entregó el Academy Award a toda una carrera por su brillante trayectoria, sus colegas hicieron justicia porque muy pocos se han preocupado (y han aportado como él) por el futuro del cine, como arte y como industria.
Más importante aún, Redford ha servido de modelo a los actores contemporáneos en más de un sentido. Siendo un símbolo sexual desde 1973, año en que protagonizó El golpe (George Roy Hill) y The Way We Were (Sydney Pollack) siempre se ha involucrado en algún proyecto de corte crítico como Todos los hombres del Presidente (1976, Alan J. Pakula), sobre los periodistas que provocaron el Watergate. Lo propio ha hecho uno de sus pupilos: Brad Pitt.
Siendo una estrella establecida, dio el salto a la dirección con tan buena fortuna que ganó el Oscar con su película-debut Gente como uno (1980). Lo propio han hecho otros como: Kevin Costner (también Oscar con su debut Danza con lobos (1990), Mel Gibson, George Clooney, Ed Burns, Ed Harris, Robert Duvall y un largo etcétera.
Pero, amén del golpe de suerte, el Redford director tiene una carrera de títulos realmente valiosos: Milagro (88), El río de la vida (92), Quiz Show (94), El señor de los caballos (98) y La leyenda de Bagger Vance (2000)
Pero si nada de lo anterior fuera suficiente, Leones por corderos tiene méritos propios.
Lo primero, en estos tiempos en que la situación de Irak sigue siendo tema de debate, todos nos preguntamos cuánta información nos ocultó el establishment que propició esa guerra.
Lo segundo, el enfrentamiento de actuación entre Tom Cruise y Meryl Streep, dos pesos pesados, quienes consiguen escenas realmente electrizantes.

martes, enero 15, 2008

Nicolas Cage es el nuevo Tesoro Nacional

Con el excelente debut que tuvo El libro de los secretos: $143 millones de dólares en sus primeros 13 días, no cabe ninguna duda: Nicolas Cage se ha convertido en el nuevo Tesoro Nacional para ser explotado por Hollywood.
Nicolas Cage es la respuesta divina a las plegarias de Hollywood. Desde hace un tiempo, buscaban desesperadamente un nuevo héroe de acción. Simultáneamente, todos sus grandes tough guys envejecieron de golpe: Clint Eastwood, Sylvester Stallone, Arnold Schuwarzenegger, Harrison Ford y Bruce Willis, por sólo mencionar cinco.
El libro de los secretos utiliza los mismos elementos argumentales de El código Da Vinci (del que percibimos algún elemento de suspenso), sus persecuciones no son tan espectaculares como las de Jason Bourne y toma prestado algún guiño de Indiana Jones. Como está producida por la Disney, su protagonista no puede hacer galas de su potencial sexual. Pero, a pesar de todo, funciona de mil maravillas en las taquillas.
¿Dónde radica la clave de su éxito? Creo que en la atractiva figura de su protagonista. Lo que me llama la atención es la doble carrera que mantiene Nicolas Cage.
Por un lado, después de ganar (muy merecidamente) su Oscar por Leaving Las Vegas, ha participado en filmes como: Un ángel enamorado, Bringing Out the Dead y Adaptation, formidable tour de force consigo mismo.
Por el otro, desde que presentó credenciales como héroe en The Rock, ha participado en otras producciones de acción como: Con Air, 60 segundos, Face Off y Windtalkers.
El público lo acepta sin problemas y es por eso que al libro le van a extraer el secreto de la página 47, es decir, veremos de nuevo a Ben Gates en la tercera parte de lo que amenaza convertirse en saga.

martes, enero 08, 2008

Cine y béisbol: un juego duro de lanzar.

Quienes creen que hacer una película sobre béisbol es un fly al pitcher se equivocan. Para la mayoría de los que se han atrevido ha resultado un juego duro de lanzar.
Por regla general, las películas que se hacen sobre deportes no reciben el apoyo del público. Ese maleficio ha tenido particular saña en el caso del béisbol: muchos creen que como es uno de los deportes más populares en Estados Unidos, la gente acudirá en masa a ver las películas. Craso error: muchos productores han bateado de foul.
Uno toma los ejemplos de Pride of the Yanquis (1942), donde Gary Cooper encarnó a Lou Gherig y Take me out to the Ball Game (1949) protagonizada por Frank Sinatra. Pongo el ejemplo de estos dos íconos del cine. En ambos casos, películas sobre el béisbol. En ambos casos, con protagonistas conocidos. En ambos casos, ponches.
En época más reciente, Don’t Look Back (1981, la historia de Leroy –Satchel- Paige), The Natural (1984, con Robert Redford y Kim Basinger) y Eight Man Out (1988, sobre el episodio de la Serie Mundial de 1919 y los Medias Blancas de Chicago). El estelar narrador Santana Martínez tiene una frase maravillosa: “Contabilidad de pre-primaria: uno, dos y tres fuera”.
Un ligero cambio comenzó a operarse con Major League (1995). Esta comedia registró adecuados ingresos de taquilla. No se puede decir lo mismo de Cobb (1994, con Tommy Lee Jones).
En los últimos años, Una liga muy especial (1992, con Tom Hanks y Madonna), la trilogía de Kevin Costner: Bull Durham (1988), Campo de sueños (1989) y Por amor al juego (1999) y The Rookie (2002) han llenado su cometido y auguran un futuro prometedor para las difíciles relaciones del cine y el béisbol.

miércoles, enero 02, 2008

Lo mejor del 2007 en Santiago







Ejercer públicamente el triste oficio de la crítica de cine implica la obligación de publicar un listado para destacar los mejores estrenos exhibidos en nuestras pantallas cinematográficas.

Ese listado siempre será recibido con cierta reserva por quienes no están de acuerdo con las seleccionadas, con resignación por quienes permanecen indiferentes a estas películas y con júbilo por los que coinciden con nuestras preferidas.

De cualquier manera, sirve para aquilatar lo visto durante el 2007 en Santiago, con la única condición de que se haya exhibido por lo menos una semana en una de las salas de la ciudad. Como en otros años, varios títulos exhibidos en Santo Domingo no llegaron hasta Santiago y eso restringe aún más el número de títulos de calidad que se presentan en la Ciudad Corazón.
La mejor película exhibida en Santiago en el 2007 fue Babel de Alejandro González-Iñárritu, a quien también seleccionamos como Mejor Director.
El resto de los títulos en estricto orden de exhibición:
-Pequeña Miss Sunshine
-Hollywoodland
-Buscando la felicidad
-300
-Niños del hombre
-Shrek 3
-Ratatouille
-El perfume
-Michael Clayton
-Elsa y Fred