lunes, agosto 25, 2014

Ninfomaníaca: lo nuevo de Lars von Trier.


Lo he dicho antes y lo repito: Lars von Trier es el director contemporáneo más polémico y el que más disfruta esa condición. Pero hay que añadir que es también uno de los tres mejores directores del cine contemporáneo.
En palabras de Shia LaBeouf, uno de los protagonistas de Ninfomaníaca, "Trier conoce las reglas de hacer cine y las viola todas. Pero también es un creador de cosas nuevas.”
Para apreciar una película como Ninfomaníaca, usted debe dejar los prejuicios y tabúes colgados en la entrada de la sala de cine. Como obra de arte, será un desafío a sus límites morales, sociales o sexuales, impuestos a lo largo de muchos años de estricta moral y buenas costumbres.
Pero Lars von Trier define su universo más allá de lo puramente provocativo. Lo voy a decir de entrada para los mojigatos más curiosos: en el filme no hay sexo real y muchos de los genitales que se observan, son prótesis combinados con efectos visuales. Por supuesto, siempre habrá algún incauto que caiga en la trampa de la “verosimilitud” de las imágenes y se enrole en la estúpida campaña para desprestigiar a uno de los grandes cineastas de nuestros días. Por demás, uno de los grandes directores de actrices. Estupenda, como siempre, una de sus habituales, Charlotte Gainsbourg, y espléndida la debutante modelo británica Stacy Martin.
Detrás de todo el morbo que vende la publicidad del filme, se encuentra un magnífico guión que algo hereda, en términos de su estructura narrativa, tanto de Las mil y una noches (en el ámbito literario) como de Sospechosos de siempre (1995, Bryan Singer) en el cinematográfico, aunque creo que la referencia a Tarkovski (uno de los admirados de von Trier) con el capítulo titulado El espejo resulta más forzada de lo deseado.
Trier juega con su público a las complicidades a través de varias referencias a la cultura popular: el montaje de Eisenstein (algo que enfrentó Tarkovski), a la sucesión de Fibonacci, la referencia a Edgar Allan Poe y su muerte por Delirium tremens, a las polifonías de Bach y cómo las superó Beethoven o al simple hecho de pescar machos en un tren, en abierta competencia de hembras depredadoras.
Una vez ganada la confianza del soberano, entra en escena el cuidador de escenas, algunas de ellas concebidas y rodadas con un esmero que no pueden menos que excitarnos, en el sentido estético de la palabra. Se advierte que el cineasta danés goza de una salud creativa sencillamente envidiable.
Ninfomaníaca se convierte pues, para quien la absuelve y la absorbe, en una película que, utilizando el sexo como leit motiv, nos juzga y juzga a la sociedad que nos reprime desde la infancia y nos inculca el pecado original como factura siempre pendiente y hasta nos susurra algún buen consejo: “El ingrediente secreto del sexo es el amor”.
Ninfomaníaca es la propuesta de un artista que no claudica en sus principios, en sus ganas de provocar, en su fuerza para sacudir el mundo controlado por la estupidez.


Ninfomaníaca (2013). Dirección y guión: Lars von Trier; Fotografía: Manuel Alberto Claro; Edición: Jacob Secher Schulsinger y Molly Marlene Stensgaar; Elenco: Charlotte Gainsbourg, Stacy Martin, Shia LaBeouf, Stellan Skarsgard 

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