jueves, noviembre 30, 2017

Colao: excelente debut de Frank Perozo.

Siempre que un buen actor de cine da el salto a la dirección, todos sentimos una cierta aprensión por lo que puede pasar: no ganar un nuevo director y perder una estrella del firmamento. Lo digo de entrada para que quede bien claro: con Colao, Frank Perozo aprueba, y con excelentes notas, su debut como director de cine.
Colao es una comedia romántica que se apoya en resaltar algunos de los elementos de la dominicanidad y sus valores intrínsecos, sin apelar a una actitud de doctrina, ni nacionalismo rancio. Hay que recordar que el propósito esencial de toda buena comedia es hacer reir y Colao lo logra con creces y, lo más importante, sin la necesidad (ni la necedad) de recurrir a vulgaridades, ni al lenguaje soez, ni a la estupidez argumental consuetudinaria de nuestras comedias.
Para que una comedia romántica funcione adecuadamente es imprescindible que haya química entre sus protagonistas. Ese es el primer acierto de Colao: la pareja que conforman los cibaeños Manny Pérez y Nashla Bogaert convencen plenamente en sus roles de Antonio (Arturo Franco de la Rosa) y Laura (Matos), y encantan: el público se identifica plenamente con ellos y su historia de amor casi imposible.
Laura y Arturo son personajes en contraste: ciudad versus campo, educación universitaria versus baja escolaridad, refinamiento versus naturalidad. De ese contraste surgen los mejores momentos de humor. Pérez y Bogaert se muestran cómodos en sus personajes, hay un entramado de construcción apenas perceptible. Ellos transmiten una sensación de envidiable confort: en sus personajes se sienten como pez en el agua.
Hay que acotar que están apoyados por un magnífico elenco, entre los que sobresalen Raymond Pozo y Miguel Céspedes, cuyos personajes conducen y cuentan la historia, con la gracia acostumbrada a que estos consagrados humoristas nos tienen acostumbrados. Lo más importante: en Colao hacen algo muy distinto a lo que han hecho por años en la televisión, es decir, no brindan más de lo mismo: sus personajes son diferentes a los conocidos y siguen siendo “Los Reyes del humor”.
El auténtico descubrimiento del filme es Shailyn Sosa quien, luego de una importante carrera detrás de cámara (como asistente de dirección), debuta con un papel importante frente a la cámara y lo hace con una naturalidad y frescura que nos permite augurarle un promisorio futuro como actriz.
Para que una comedia funcione adecuadamente es imprescindible que tenga un buen tempo, un ritmo que se corresponda con las expectativas que ha creado en el público. En Colao, hay que destacar el impecable trabajo de edición de José Delio Ares, uno de nuestros mejores talentos en esa importante área del quehacer cinematográfico. Muchos de sus mejores momentos de humor, se resaltan gracias a la inmejorable labor de edición.
Un genio de la comedia, el Maestro Billy Wilder, dijo alguna vez: “Lo más importante es tener un buen guion” y tenía toda la razón del mundo. Colao se aprecia en su redondez de libreto pulido que, incluso, se permite falsos finales y otras delicias.
Colao está llamada a convertirse en el fenómeno taquillero de final de año en Dominicana y bien que lo merece: una comedia que nos hace reir a carcajadas y, al mismo tiempo, reflexionar sobre algunos de los valores que conforman nuestra identidad, sin ceder un ápice de calidad.


Colao (2017), Dirección: Frank Perozo; Guion: José Ramón Alamá, José Pastor y Angel de la Cruz; Fotografía: Juan Carlos Gómez; Edición: José Delio Ares; Música: Sergio Jiménez Lacima; Elenco: Nashla Bogaert, Manny Pérez, Raymond Pozo, Miguel Céspedes, Celinés Toribio, Shailyn Sosa.

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