Pero eso
fue apenas el inicio de una extraordinaria cosecha en la Temporada de Premios.
Nomadland ha ganado: el Globo de Oro al mejor drama, un Premio HCA, los Critics
Choice Awards, el poderoso premio PGA, el exclusivo premio DGA y, el más
reciente, el Premio Bafta. Y Chloé Zhao, guionista, editora y directora, va a
camino a convertirse en apenas la segunda mujer que gana el Oscar como directora,
en una misógina Academia que ha ninguneado a sus cineastas durante décadas.
Nomadland expone un tema central de nuestro
tiempo: la soledad. Una pandemia como otra cualquiera que no tiene buenos
agentes de prensa, pero que ha provocado que en Japón se haya creado el
Ministerio de la Soledad, como forma de reconocer el problema y buscar
establecer políticas eficientes para lo que se considera ya un problema de
salud pública.
Cuando
cerraron las operaciones de la mina de yeso en Empire, minúsculo pueblo del
oeste americano, también desapareció la noción de sí mismo. El certificado de
defunción lo dan las autoridades de correos cuando anulan el código postal. No
queda más que guardar los recuerdos en una maleta, recoger los motetes y
embarcarse en un viaje a bordo de una furgoneta por los caminos que te alejan
de la nostalgia.
Fern (otra
recreación maravillosa de Frances McDorman, un catálogo de lenguaje corporal)
es nuestra protagonista y emprende su viaje a ninguna parte consciente de que
no es una “homeless” (sin hogar), sino una “houseless” (sin casa o techo donde
dormir, que no es lo mismo). Ella lucha cada día con su desesperanza y lidia
con la pérdida de su marido a su manera, en una especie de ascetismo moderno
que la priva de cualquier tipo de compañía y de cualquier cosa que la aleje de
sus recuerdos.
Fern está
más sola que la Luna (la frase es un cliché, pero la describe de la mejor
manera) y pasa las horas entre algunos que, como ella, son los nómadas de
América, ese país con dimensiones de continente que se olvida de quienes
explota y los reduce a sombras. Como otros, Fern vive de picoteo en picoteo,
trabajitos temporales que le proporcionan algunos dolaritos para no caer en la
miseria total: que si Amazon, que si alguna cafetería, que alguna minera camino
al cierre.
Como otros,
ella encuentra el mayor sentido en sentirse útil para algo y no ser una
(pesada) carga para nadie. Tiene una hermana solidaria a la que recurre en las
emergencias, pero nada de mudarse con ella: la carretera es su hogar, los
caminos le curan la ansiedad.
Sorprende
la extraordinaria capacidad de la directora Chloé Zhao de rodar la ficción con
un estilo absolutamente documental, virtud que ya advertimos en su filme debut,
The
Rider (2017). Y por tomarse, se toma todos los riesgos: los
coprotagonistas de McDorman, Charlene Swankie y Bob Wells sabían que estaban en
una película, pero no tenían la menor idea de que compartían escena con una
estrella de Hollywood que ha ganado la Triple Corona de los actores: el Oscar
por Fargo
(1996) y Tres anuncios por un crimen (2017); el Tony por Broadway,
Good People (2011) y el Emmy por Olive Kitteridge (2014).
Zhao logra
convertirnos en testigos excepcionales de la vida casi salvaje de Fern,
acompañarla hasta cuando orina en el monte, ser sus confidentes, casi ponernos
en sus zapatos. Y eso evidencia un talento que no abunda en una industria que
promueve exactamente lo contrario: menos personajes y más explosiones, para que
el público no tenga que pensar en las piezas que no vemos del rompecabezas.
Para
inventariar esa soledad de la protagonista, Zhao se vale de los extraordinarios
paisajes del Oeste Americano, de la vastedad de sus desiertos, de la
majestuosidad de sus montañas, de la superioridad de la Naturaleza frente a la
más depredadora de sus especies: nosotros. Fern está irremediablemente sola, aunque
esté rodeada de gente. A Fern la habita la soledad en la cepa más resistente a
la vacuna de la solidaridad y la compañía.
Sin
deidades particulares a las que acudir, quizá a lo que todos debemos aspirar es
que alguien, sentado frente a una fogata, nos recuerde y arroje una piedra en
nuestro nombre y diga algo bonito en nuestro honor. Y abrazar los caminos con
la esperanza de encontrarnos con aquellos a los que abrazamos en nuestros
sueños.
Nomadland
(2020). Dirección y edición: Chloé Zhao; Guion: Chloé Zhao, basado en la novela
de Jessica Bruder; Fotografía: Joshua James Richards; Música: Ludovico Einaudi;
Elenco: Frances McDorman, David Strathairn, Charlene Swankie, Bob Welles.
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