Cuando Christopher Nolan tiene una idea, algún productor de cine tiembla. Habitualmente, las ideas de Nolan se tornan en tratados sobre el mundo de las percepciones, sueños y paradojas. Y ninguna de las tres cosas le gustan a las majors.
Imagino la cara del productor cuando intentaba comprender el libreto y escuchó la sinopsis de El origen: “se trata de un grupo de hackers de la mente que plantan una idea en el subconsciente de una persona, a través de los sueños… y cuesta $160 millones de dólares.” Parecería el mejor proyecto para el Maestro Luis Buñuel.
De alguna manera, tratándose del director de Batman: el caballero de la noche, tercera película más taquillera en el cine americano (US$533 millones), pusieron manos y dólares a la obra y comenzaron por reclutar un elenco envidiable: Leonardo DiCaprio, Marion Cotillard, Michael Caine, Ellen Page y Joseph Gordon-Levitt.
El origen cuenta con uno de los libretos más originales de los últimos años, lo que me lleva al primer pronóstico de la temporada: huele a nominación al Oscar (y Nolan ya hace tiempo se lo merece).
Christopher Nolan es uno de los más estimulantes y creativos directores ingleses que debutó en el cine internacional con Following (1998). La excelente impresión se consolidó con Memento (2000). En ambos casos, estos filmes requieren dos cosas del espectador: total atención y que ejerciten algunas de sus neuronas.
Lo mismo sucede con El origen: puede originar muchísima confusión en el público la presentación de cuatro líneas narrativas simultáneas, que equivalen a tres niveles de sueños y una realidad. Por eso, todavía no me explico que, al momento de escribir estas líneas, el filme lleva recaudado $248 millones y permaneciera 3 semanas al frente de la taquilla en pleno verano cinematográfico.
Más que un sueño: ver a la hermosa Marion Cotillard, ganadora del Oscar por su formidale interpretación de Edith Piaf en La vida en rosa, y escuchar como música de fondo Rien de rien, tema emblemático de esa cantante, es un placer lúdico que sólo el séptimo arte puede provocar.
En sus roles secundarios, la talentosa Ellen Page huele a Oscar, así como Joseph Gordon-Levitt. Hollywood les debe algún reconocimiento por filmes como Juno (la más taquillera de las nominadas al Oscar en el 2008) y 500 días con ella, una comedia romántica con sentido.
Un consejo: olvídese de las posibilidades de premios para El origen y acepte la invitación de Nolan a soñar a la medida de sus posibilidades.
Imagino la cara del productor cuando intentaba comprender el libreto y escuchó la sinopsis de El origen: “se trata de un grupo de hackers de la mente que plantan una idea en el subconsciente de una persona, a través de los sueños… y cuesta $160 millones de dólares.” Parecería el mejor proyecto para el Maestro Luis Buñuel.
De alguna manera, tratándose del director de Batman: el caballero de la noche, tercera película más taquillera en el cine americano (US$533 millones), pusieron manos y dólares a la obra y comenzaron por reclutar un elenco envidiable: Leonardo DiCaprio, Marion Cotillard, Michael Caine, Ellen Page y Joseph Gordon-Levitt.
El origen cuenta con uno de los libretos más originales de los últimos años, lo que me lleva al primer pronóstico de la temporada: huele a nominación al Oscar (y Nolan ya hace tiempo se lo merece).
Christopher Nolan es uno de los más estimulantes y creativos directores ingleses que debutó en el cine internacional con Following (1998). La excelente impresión se consolidó con Memento (2000). En ambos casos, estos filmes requieren dos cosas del espectador: total atención y que ejerciten algunas de sus neuronas.
Lo mismo sucede con El origen: puede originar muchísima confusión en el público la presentación de cuatro líneas narrativas simultáneas, que equivalen a tres niveles de sueños y una realidad. Por eso, todavía no me explico que, al momento de escribir estas líneas, el filme lleva recaudado $248 millones y permaneciera 3 semanas al frente de la taquilla en pleno verano cinematográfico.
Más que un sueño: ver a la hermosa Marion Cotillard, ganadora del Oscar por su formidale interpretación de Edith Piaf en La vida en rosa, y escuchar como música de fondo Rien de rien, tema emblemático de esa cantante, es un placer lúdico que sólo el séptimo arte puede provocar.
En sus roles secundarios, la talentosa Ellen Page huele a Oscar, así como Joseph Gordon-Levitt. Hollywood les debe algún reconocimiento por filmes como Juno (la más taquillera de las nominadas al Oscar en el 2008) y 500 días con ella, una comedia romántica con sentido.
Un consejo: olvídese de las posibilidades de premios para El origen y acepte la invitación de Nolan a soñar a la medida de sus posibilidades.