martes, agosto 17, 2010

la Soga: digno cine dominicano


Manny Pérez es un santiaguero de Baitoa que, a base de mucho esfuerzo y talento, ha logrado un espacio propio dentro del complicado mundo del cine en Estados Unidos. Ese sólo hecho habla de su obsesión cuando se embarca en un proyecto: cuando se nace décimo en una familia de once, la vida te prepara para sortear obstáculos de forma natural.
Uno de sus proyecto era, contra todo pronóstico y recomendación, filmar en Dominicana, en Santiago, en Baitoa, un libreto de su autoría que primero conocimos como El hijo del carnicero y que ahora se estrena con el sugerente título de La Soga.

No piensen que Manny Pérez es un libretista improvisado: ya había mostrado sus credenciales con Washington Heights (2002, Alfredo de Villa) contando en aquella ocasión con colaboradores de lujo, tipo Junot Díaz.

Esa tozudez de este hijo de Baitoa merece el reconocimiento de todos: pudo haber filmado en cualquier sitio, pero quiso que fuera en Santiago (también una parte se rodó en New York). Sólo quienes conocen las diferencias de las condiciones de rodaje entre un sitio y otro pueden aquilatar el gesto: aquí se cogió pela.

Pero esa no es la única razón por la que La Soga merece el apoyo del público dominicano: ha sido la única película dominicana presentada en el Festival de Cine de Toronto, lo que nos evidencia la calidad de su puesta en escena y, por enésima vez, demostrar que, a pesar de ser cine hecho con mínimos recursos, es comparable como producto fílmico a cualquier producción de Hollywood.

Eso que se ha logrado también tiene mucho que ver el hecho de que todos los involucrados has puesto alma y corazón en el proyecto. La tozudez de Manny Pérez es contagiosa.

Rodada con mínimo presupuesto y mucho corazón La Soga reúne dignas condiciones para una producción cinematográfica hecha en Dominicana. Sí ombe, cuando se quiere, se puede.

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