jueves, agosto 06, 2009

Mis peores películas (y algunas confesiones)


Desde hace mucho tiempo, cuando me preguntan la mejor película que he visto, contesto automáticamente: El Padrino (1972, Francis Coppola).

Primera confesión: me resulta mucho más difícil seleccionar la peor película que he visto. En verdad no podría decidirme por alguna en específico y he optado por hacer una pequeña lista. Pequeña porque resulta imposible contabilizar la cantidad de malas películas que hemos visto en los últimos años. Pequeña porque siempre alguien protestará porque no incluye algún clavo sufrido en carne propia.

¿Cómo calificamos una mala película? Quiero proponer una discusión franca: al margen de la buena conjugación de los elementos del lenguaje cinematográfico (aspectos técnicos, guión), las actuaciones, el tema del filme y un largo etcétera, creo que uno de los factores más importantes a la hora de juzgar un filme es nuestra expectativa.

Es decir, nuestras expectativas no son las mismas cuando vemos un filme escrito, producido, actuado y dirigido por los Wayans a cuando vemos uno dirigido por un realizador de mucho prestigio como Tim Burton.

Nuestras expectativas no son las mismas cuando vemos un éxito taquillero que cuando asistimos a ver un filme ganador en festivales de cine.

Nuestras expectativas no son las mismas cuando vemos una ganadora del Razzie Award a lo peor del año, a cuando vemos una ganadora del Academy Award (Ambos casos, admiten más de una excepción).

Es por eso que prefiero dejar fuera del listado filmes como: Little Man, Epic Movie, Meet The Spartans y Disaster Movie. El argumento es el siguiente: ¿qué se podía esperar de ellas? Además, debo confesar mi animadversión hacia el humor escatológico que ha tenido un repunte en los últimos años.

Otra confesión: cuando he visto algunos clavos, incluso ganadores del Razzie, ha sido tanta la mala fama ganada, han despotricado tanto en su contra, he ido con las expectativas tan bajas que, al final,… no me han parecido tan desastrosos. En ese listado inlcluyo filmes como: Gigli (2003, Martin Brest) o Catwoman (2004, Pitof). Quiero poner a salvo mi dignidad con una aclaración pertinente: no estoy afirmando que sean buenas películas, digo que no me parecieron tan malas como su fama.

Dicho esto, repaso algunos de los clavos que dejaron cicatrices en mi anatomía cinematográfica:

El cartero (1997, Kevin Costner). A Costner lo odio porque con Danza con lobos (1990), impidió que Francis Coppola ganara su tercer Oscar a la Mejor Película con El Padrino 3. Ahora bien, independientemente de eso, Costner ha estado involucrado en más de un clavo sofocante. Consulte Waterworld (1995).

Gus Van Sant ganó adeptos como el nuevo enfant terrible del cine americano. Hasta que alguien lo convenció de hacer un remake del clásico de Hitchcock, Psicosis (1998).

A Tim Burton le admiro profundamente. Pero dicen las malas lenguas que, después de rodar la biografía Ed Wood (el peor director de cine de la historia), Burton se convirtió en el personaje para hacer El planeta de los simios (2001).

Guy Richie es uno de los mejores directores ingleses. Sólo hizo casarse con Madonna para caer en el desastre con Swept Away (2002).

Y, ¿qué me dicen de Steven Spielberg y su remake de La guerra de los mundos (2005)? Más allá de lo increíble…insoportable.

Luego de ganar el Oscar (Braveheart, 1995), luego de batir récords de taquilla (La pasión de Cristo, 2004), Mel Gibson dirigió Apocalypto (2006). Algunos hablan de castigo divino.

Los hermanos Wachowski (Larry y Andy) fundaron una nueva religión con la saga de Matrix. Pero luego dirigieron Speed Racer (2008).

Como sé que todos tenemos nuestra particular versión de la historia, espero sus listados.

Una última confesión: por razones de seguridad personal no menciono ningún filme dominicano.

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