lunes, marzo 12, 2007

Clásicos del Cine: Taxi Driver


(Con el Academy Award para Martin Scorsese me ha dado por revisar la filmografía del Maestro. Menuda tarea cuando se trata de uno de los nombres esenciales del cine mundial.)
Warner Brothers sólo estaba dispuesta a aportar unos insuficientes 750,000 dólares del presupuesto inicial de unos $1.9 millones para Taxi Driver. Ante eso, a pesar del esfuerzo de alterar el guión para bajar del millón de dólares y disminuir su violencia, hubo que buscar otro socio para el proyecto.
Fue gracias a la intervención de otro de los amigos de Scorsese, Steven Spielberg, como la Columbia Pictures entró en el asunto, aportando dos millones de dólares que fueron los que permitieron cubrir un costo más alto del previsto al principio.
El guión de Taxi Driver tuvo su primera versión en 1972, bajo el impacto de una seria crisis personal de Paul Schrader, motivada por la doble ruptura con su esposa y su amante, que le hizo declarar que había caído “en un estado de psicosis maníaco-depresiva”. Pero la chispa concreta que ayudó a dar forma al texto fue el atentado al gobernador George Wallace y la canción Taxi Driver de Harry Chapin.
A pesar de que Robert DeNiro ya se cotizaba en medio millón por película, su interés por el filme le hizo aceptar los míseros $35,000 dólares ofrecidos, sin que esto significase emplearse con menos entusiasmo, el mismo que le hizo adelgazar 50 libras e irse al zoológico a estudiar el comportamiento de los lobos, tras convenir con Scorsese que este animal era el más parecido al personaje de Travis…
Taxi Driver fue presentada en el Festival de Cannes de 1976, obteniendo la Palma de Oro.
La película fue seleccionada entre las 10 mejores del año por la National Society of Film Critics. Fue nominada a 4 Oscars: Mejor Película, Mejor Actor (Robert De Niro), Mejor Actriz de Reparto (Jodie Foster) y Mejor Música (Bernard Hermann).
Cuando Jodie Foster fue nominada, a pesar de la polémica generada por su presencia en la película, Scorsese recibió una carta anónima que, entre otras cosas, decía: “Si Jodie Foster recibe un Oscar por lo que tú le has hecho hacer, pagarás por ello con tu vida. Esto no es una broma”.
El destino quiso también que Taxi Driver estuviera en el origen del atentado que John Hinckley le hiciera a Ronald Reagan, alegando su obsesión por Jodie Foster.
Definir una película como el cruce de John Ford y Robert Bresson puede parecer una temeridad y, sin embargo, nadie duda que detrás de Taxi Driver están: The Searchers (1956, John Ford) y la gran influencia del cineasta francés sobre el guionista y el director.
Taxi Driver es una de las películas clave de la década de los 70 en Hollywood, hasta el punto que Travis Bickle, su héroe (¿o anti-héroe?), se convirtió en uno de los íconos más admirados de esa década. Se ha dicho que sería difícil encontrar una imagen más elocuente, vívida y trágica de una época, del hombre moderno en crisis que el confuso Travis Bickle al volante de su taxi, recorriendo el laberinto de la cárcel en busca de una imposible salida en un tenso vía crucis que sólo puede terminar sangrientamente.
Travis Bickle encarna la desilusión de una sociedad, la megalópolis neuyorquina en los tiempos del desencanto, posteriores a casi todo: las comunas del “haz la paz y no la guerra”, a los grandes asesinatos políticos de la década maravillosa (Los Kennedy, Martin Luther King, Malcom X), a la reivindicación del orgullo negro y la igualdad de derechos, a la derrota en la pesadilla de Vietnam…
Bickle está constantemente rodeado de gente y, sin embargo, no tiene amigos. Es símbolo absoluto de la soledad humana. La película trata de un taxi como vehículo de soledad urbana, un ataúd de metal. El propio personaje nos dice: “La soledad me ha seguido toda mi vida: en los bares y los autos, sobre las aceras, en todas partes. No hay salida. Soy el solitario de Dios”.
La película usa como referente la mirada de un sicótico. Por eso la importancia del primerísimo plano con que inicia el filme: los ojos de Bickle que observa vigilante todo a su alrededor. De ahí la imagen fantasmagórica de una ciudad gris y oscura sólo cruzada por las llamaradas de color del tránsito. Desde el primer momento estamos instalados en el eje de la psicosis.
Taxi Driver es una película que se conecta con la neurosis de su tiempo en mayor medida que ninguna otra en la historia del cine.

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