lunes, noviembre 24, 2025

Udo Kier (1944-2025)


Udo Kier, fallecido a los 81 años, fue uno de esos intérpretes capaces de imprimir carácter incluso en los papeles más breves. Nacido en Colonia durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, el actor, abiertamente gay, levantó desde cero una carrera que lo llevó de los márgenes del cine europeo a sets de Hollywood, siempre con la misma mezcla de riesgo, ironía y entrega absoluta.

Kier irrumpió en los años setenta gracias a sus colaboraciones con Andy Warhol y Paul Morrissey. Sus interpretaciones en Flesh for Frankenstein y Blood for Dracula lo convirtieron en un rostro imposible de olvidar. No era solo su mirada magnética, era su forma de entender la pantalla en donde todo debía tener intensidad, incluso lo grotesco. Esa energía lo llevó a trabajar con Rainer Werner Fassbinder en títulos como La mujer del ferroviario, La tercera generaciónBerlin Alexanderplatz y Lili Marleen, donde reveló una faceta más contenida, pero igualmente potente.

A finales de los ochenta inició otra alianza clave, esta vez con Lars von Trier. Con él construyó una relación creativa que cruzó décadas y que dejó una lista de créditos inolvidables: EpidemicEuropaBreaking the WavesRigetDancer in the DarkDogvilleManderlayMelancholia Nymphomaniac. Von Trier encontraba en Kier lo que pocos actores ofrecían: una presencia que no necesitaba explicación.

Su entrada al cine estadounidense fue impulsada por Gus Van Sant, quien le abrió la puerta con My Own Private Idaho junto a Keanu Reeves y River Phoenix y más tarde con Even Cowgirls Get the Blues, protagonizada por Uma Thurman. Pronto llegaron títulos mainstream como Ace Ventura: Pet DetectiveArmageddon y Blade, donde volvía a destacar a pesar de su tiempo limitado en pantalla. En paralelo, su aura magnética lo llevó a colaborar con Madonna en su libro Sex y en videos como Erotica y Deeper and Deeper, así como en otras memorables colaboraciones junto a Goo Goo Dolls y Korn, además de participar con su voz en varios videojuegos. 

En República Dominicana, rodó La fiera y la fiesta, a las órdenes de los cineastas Laura Amelia Guzmán e Israel Cárdenas.

Kier nunca fue un actor convencional. Tampoco quiso serlo. Eligió el riesgo sobre la comodidad y convirtió lo atípico en una marca personal. Su filmografía es un mapa del cine que se atreve. Experimental, pop, extremo, clásico, a veces todo a la vez. Con su muerte se apaga una presencia que hacía avanzar las historias desde la periferia, con un solo gesto. Su legado queda firme y pocas carreras han sido tan libres en la historia del cine.

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