miércoles, marzo 01, 2023

“El castigo”, intenso plano secuencia de Matías Bize.

Una de las acrobacias más difíciles de lograr en el mundo del cine es el llamado “plano secuencia”, es decir, una toma en que la cámara no deja de filmar y que se constituye en sí mismo en una unidad sintáctica en el discurso cinematográfico. Por la perfecta coreografía que exige de todo el equipo (actores, director de fotografía, director de arte, etc) hacer un buen plano secuencia es un logro muy difícil de conseguir para cualquier director. Basta con que, al minuto 7 (por ejemplo), un actor se pierda en sus líneas o un técnico olvide ajustar el lente, o un vecino entre por accidente y lo arruine todo. Es empezar desde cero.

El reto adquiere matices verdaderamente dramáticos cuando en vez de un plano secuencia insertado en un filme con su edición típica (siempre se cita al plano secuencia de Goodfellas (1990, Martin Scorsese) como el mejor del Cine), en un plano secuencia que se extiende todo el filme, es decir, un filme de una sola toma.

Muchos lo han hecho e incluso, han sobrevivido al intento. Dos filmes nos vienen a la memoria como parte de los mejores: El arca rusa (2002, Alexander Sokurov), trescientos años de historia rusa condensados en 87 minutos, y Time Code (2000, Mike Figgis), locura que además sumó al desafío que eran cuatro historias simultáneas y que los personajes pasaban de un cuadro a otro en la pantalla. O un clásico contemporáneo como Birdman (2014, Alejandro G. Iñárritu), que simula un plano secuencia.

La larga introducción sirve para presentarles El castigo, la nueva película del chileno Matías Bize que está rodada en un único plano secuencia. Bize cautivó a medio mundo con su segunda película, En la cama (2005, Espiga de Oro en Valladolid), en la que asumió el reto dramático de no sacar a sus personajes de la cama durante los 85 minutos del filme.

De hecho, su ópera prima, Sábado (2003, Premio Rainer Werner Fassbinder en Mannheim), está rodada en un único plano secuencia, por lo que podemos afirmar que El castigo es una vuelta a sus orígenes como cineasta y sus preocupaciones estéticas.

La premisa de El castigo es insuperable: la pareja de Ana y Mateo decide castigar a su hijo abandonándolo un par de minutos en el bosque pero, cuando regresan por él, Lucas ha desaparecido.

Para sacar mayor provecho a la situación, Bize cuenta con colaboradores de lujo: la inmensa Antonia Zegers y el no menos eficiente Néstor Cantillana. Ellos cargarán con todo el peso dramático del filme durante los intensos 80 minutos de proyección, en los que deben construir un arco dramático creíble y orgánico para sus personajes, siempre partiendo de una coreografía en la que el timing entre ambos, debe ser perfecto. Bize añade la presencia de Catalina Saavedra (¿la recuerdan en La nana (2009, Sebastián Silva) y el bosque pasa a ser, más que un escenario, otro personaje que juega un papel esencial en la trama: añade fisicalidad: en unas horas todo estará muy oscuro y muy frío, y las probabilidades de que Lucas aparezca vivo se reducirán al mínimo.

A lo largo de ese crescendo dramático, Ana y Mateo nos mostrarán el lado oscuro de su corazón, las heridas que laceran sus almas, todas las lesiones que les han provocado sus renuncias, todo el odio que se acumula en años de matrimonio frente a una cámara que lo filma todo, que no oculta nada y que nos cautiva en su parsimonioso ballet.

Bize estuvo presentando El castigo en el Festival de Cine Global de Santo Domingo. Allí confesó que logró sentirse satisfecho con la séptima toma de la película, la misma que se presenta en todo el mundo. Ese hecho habla de la madurez que ha alcanzado como cineasta que nunca teme enfrentarse a los retos de hacer Buen Cine.

 

El castigo (2022). Dirección: Matías Bize; Guion: Matías Bize y Coral María Cruz; Fotografía: Gabriel Díaz; Edición: Luis Barros; Música: Gustavo Pomeranec; Elenco: Antonia Zegers, Néstor Cantillana, Catalina Saavedra.

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