Hace unos días Shrek 3 debutó en los Estados Unidos recaudando la modesta cantidad de $122 millones de dólares en su primer fin de semana. No sólo se estableció como la película de animación con el mejor debut en la historia del cine, sino que ocupa el tercer lugar de todos los tiempos, sólo detrás de El hombre araña 3 ($151.5) y Piratas del Caribe 2 ($135.6).
Bueno ya tenemos al ogro verde entre nosotros y merece disfrutarse como uno de los mejores estrenos del año. Los mercadólogos de Hollywood han logrado el milagro: los padres acompañamos a nuestros hijos al cine con una sonrisa dibujada en el rostro y hasta mayores ganas de ver el filme en cuestión.
En 1995, Toy Story inauguró un nuevo campo en el mundo de la animación: las películas generadas por computadoras. A la luz de los resultados, no se equivocaron quienes propiciaron los cambios a la nueva tecnología y el nuevo posicionamiento de los filmes de animación.
¿Un nuevo posicionamiento? Cualquier madre promedio puede reconocer sin complejos de ningún tipo que hasta hace unos años acompañar a los niños al cine era poco menos que un suplicio. Por suerte las cosas han cambiado en términos de los conceptos que los realizadores se permiten tratar.
Pongo por ejemplo a Shrek. En todo cuento de hadas que se respete el ogro es un personaje antagonista, es decir, un modelo de valores negativos: es un antisocial, de espantosa apariencia, poca higiene y un largo etcétera, que sólo sirve para asustar a los niños.
Para re-posicionar este personaje, los realizadores se han valido de muchos recursos y talentos y de una perspectiva en la que se esconde la clave del éxito: ser absolutamente irreverentes hacia el mundo de los cuentos de hadas.
Talentos. En inglés, los nombres de los actores reclutados para hacer las voces sería el sueño de cualquier realizador: Mike Myers, Eddie Murphy, Cameron Díaz, Antonio Banderas y ahora añadieron a Justin Timberlake. Para la versión en español que disfrutamos, no se quedan atrás: Alfonso Obregón, Eugenio Derbéz, Dulce Guerrero y Antonio Banderas, que no necesita sustituto.
Irreverencias. Siempre he sostenido la tesis de que los filmes de animación se dirigen más a los adultos que a los niños. Eso incluye los de la factoría Disney, paradigma del género y contra quienes se dirigen algunas de las provocaciones: en un momento, se rebana en dos una representación de Bambi. En Shrek 3 se juntan unos 23 personajes de cuentos infantiles, incluídas las princesas: Cenicienta, Blanca Nieves (que regala uno de los enanitos con el argumento de que le quedan 6 en la casa), Rapunzel (que resulta que usa peluca) y la Bella Durmiente (que lo único que saber hacer es dormir). Y Merlín es un viejo en tratamiento que ha perdido su poder de hacer magia.
Las letras del reino Far, Far Away están colocadas en la falda de Beverly Hills como las de Hollywood y eso implica también una dosis contra la propia industria. En efecto, en cada entrega de Shrek se han burlado de algunas películas. Para la ocasión, son muy obvias las burlas a Harry Potter y Rosemary’s Baby (el clásico de Polanski).
Si lo que busca es una buena comedia para olvidarse de los pre-candidatos, las promesas, el calentamiento global y el caos del tránsito, Shrek 3 es la película. Recuerde llevar a sus hijos. Ellos también agradecerán la iniciativa.
1 comentario:
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Saludos y que disfrutéis.
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