Sean Wang es un director taiwanés-norteamericano que presenta credenciales con Dídi, un filme formulado a través de su propia experiencia como inmigrante a los Estados Unidos y de su paso por la adolescencia, camino a convertirse en hombre.
Dídi se enmarca dentro del género coming of age, es decir, historias de
jovencitos o jovencitas en su tránsito hacia la adultez y sus problemas
típicos: se sienten incomprendidos por sus padres, sufren ansiedad por sus
inseguridades, la chica que le gusta lo pone muy nervioso, relación de
amor-odio con su hermana mayor, incomprensión total del proceso de adaptación
que viven su madre y su abuela, quienes han emigrado desde Taiwán hacia Estados
Unidos.
Este género
siempre ha estado presente en el mundo del cine, desde los tiempos de El
graduado (1967, Mike Nichols) hasta entregas más recientes como: Yo,
él y Raquel (2015, Alfonso Gómez-Rejón), Eight Grade (2018, Bo
Burnham) y Minari (2020, Lee Isaac Chung), e incluyendo animados como Intensa Mente 2, de Kelsey Mann, la película más taquillera de 2024 (hasta la
fecha) con $1,698 millones de dólares.
Al igual
que varias de las mencionadas en el párrafo anterior, Dídi se estrenó en el
Festival de Sundance, donde consiguió el Premio Especial del Jurado en la
categoría de Drama Estadounidense y, más importante todavía, el Premio del
Público. Tuvo un buen desempeño en su estreno en cines y, sin ninguna duda,
emerge como uno de los mejores títulos del cine independiente en 2024.
Sean Wang,
al igual que otros realizadores, ha utilizado su propia memoria emocional para
contar su historia: inmigrante y asiático que trata de difuminar sus raíces
porque se siente más “americano” que su madre y su abuela, la Ni Ni de la historia. La realidad es que
un adolescente de cualquier parte del mundo, sea latino o europeo, va a sentir
lo mismo: un remolino de emociones encontradas con respecto a su identidad en
formación, lo que crea una brecha generacional aún más profunda con su madre.
En término
de efectiva comunicación, por ejemplo, su abuela no habla inglés y su mamá se
enoja en chino mandarín. Pero una cosa queda clara: los lazos afectivos
trascienden los idiomas y la ternura está presente en los momentos en que se
necesita frotar con un huevo hervido para sacar un golpe del ojo, esos remedios
ancestrales que dominan todas las abuelas.
Una
excelencia a resaltar del filme es la química lograda entre los actores Izaac
Wang y Joan Chen (Didi y Chungsing) cuando interactúan, a veces entrelazando los
idiomas inglés y chino, y captando la atención y el corazón de los
espectadores. Wang ya estuvo en filmes como: Chicos buenos (2019) y Raya
y el último dragón (2021). Chen es una experimentada actriz, que
también ha dirigido filmes tan estimulantes como: Xiu Xiu (1998), Otoño
en New York (2000) y The Iron Hammer (2020).
Dídi, el
apelativo cariñoso para nuestro adolescente que se hace llamar Chris Wang (para
sonar más “americano”), busca su lugar en el mundo. Mientras, comete todas las
travesuras que un barrio clase media como Fremont (en California) le permite:
por ejemplo: colocar una ardilla muerta en un buzón de correos y luego explotarlo
con pólvora. Eso no es nada, en comparación con los juegos realmente extremos
que practican otros inmigrantes.
Dídi tiene
un círculo íntimo, formado por Fahad y Soup, a quienes los une lo que tienen en
común: inmigrantes, confusión adolescente, miedo ante todo lo que puede ser el
mundo. Dídi tiene un objeto de amor: Madi, una chica americana (de ascendencia
asiática), a la que da seguimiento por el Messenger
y la plataforma de moda, Facebook:
estamos en 2008. Como cualquier chico de su edad, 13 años, Dídi no sabe cómo
decirle a Madi lo que siente por ella y sus amigos solo se burlan de su timidez
radical.
Ese caótico
mundo de constantes cambios el director Sean Wang lo capta de la forma más
natural posible y logra un lienzo admirable de lo que significa crecer en una
cultura que nos estigmatiza y como parte de una familia que sufre los
prejuicios sociales contra los inmigrantes. Un filme que también nos recuerda
esas intensas emociones que terminaron por completar las personas que somos
hoy. Y eso no es poca cosa.
Dídi
(2024). Dirección y guion: Sean Wang; Fotografía: Sam Davis; Edición: Arielle
Zakowski; Música: Giosué Greco; Elenco: Izaac Wang, Joan Chen, Shirley Chen.
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