jueves, septiembre 19, 2024

“Las tres hijas”: los misteriosos vínculos familiares.

Por regla general, un buen drama necesita un buen detonante para atraparnos en la historia. Habitualmente: una muerte, un nacimiento o un accidente. Las tres hijas, nuevo filme de Azazel Jacobs, nos siembra en el asiento desde el primer fotograma.

Tres hermanas (Katie, Christina y Rachel) acuden a acompañar a Vincent, su padre moribundo, y la tensión entre ellas es absolutamente insoportable. Son tres personalidades completamente distintas y compartir el mismo espacio es una bomba de tiempo a punto de estallar.

Ellas hablan de frente a la cámara, nos hablan de frente, como si fuésemos sus terapeutas, y nos llenan el alma de desasosiego. Cada una de ellas tiene sus propios problemas para vivir en infelicidad y aunque no queremos ser partícipes de sus pesadas cargas, no hay forma de escapar. Estamos atrapados en el mismo frío apartamento de New York, con Vincent agonizando en su habitación.

Katie sufre, como corresponde, el inclemente desprecio de Tracey, su hija adolescente; Christina se abraza a la alegría que le da su pequeña Mirabella. Rachel solo se preocupa por ganar en sus apuestas deportivas, y conseguir marihuana y algunas manzanas para no morir de inanición.

A su manera, cada una vive dentro de un círculo vicioso que les ha minado sus alegrías y las ha convertido en ansiedades andantes. A su manera, cada una trata de reconstruir las memorias de lo vivido con su padre, de armar con los añicos el espejo de lo que ha sido su vida, misión que sabemos imposible porque siempre faltarán piezas y también el talento para semejante tarea. El problema es que intentan inventar una forma de mitigar el dolor ante la inminente partida cuando han olvidado lo más importante: abonar con su amor a quien le deben la vida. Christina define el sentimiento con una frase excepcional: “La única manera de comunicar cómo se siente la muerte es con ausencia. Todo lo demás es fantasía.”  

Jacobs escribió un guion muy poderoso, con obvias influencias de realizadores como Ingmar Bergman (y el Woody Allen de September (1987), que le permite construir un drama poderoso, pero lleno de luz, sobre la familia y sus misteriosos vínculos. A veces se percibirán como vínculos tóxicos, pero esenciales para conformar ese tejido que es la base de cualquier sociedad. Del resto, se encargan los terapeutas cuando es necesario.

Y siempre, las canciones de cuna son un bálsamo para el vacío que nos queda con la partida de los más queridos.

Del elenco, destaco la maravillosa construcción que ha logrado Elizabeth Olsen, actriz que brilla con luz propia en filmes como Martha Marcy May Marlene (su debut en 2011) y Liberal Arts (2012) y que paga las facturas cuando forma parte del Universo Cinematográfico Marvel. No me extrañaría que Olsen o su compañera Natasha Lyonne consigan algunas nominaciones en la próxima Temporada de Premios.

 

Las tres hijas (2023). Dirección y guion: Azazel Jacobs; Fotografía: Sam Levy; Edición: Azazel Jacobs; Música: Rodrigo Amarante; Elenco: Natasha Lyonne, Elizabeth Olsen, Carrie Coon, Jay O. Sanders.

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