miércoles, enero 17, 2024

“La memoria infinita”: el amor en los tiempos del alzhéimer.

Quiero comenzar con una frase de Gabriel García Márquez: “Recordar es fácil para el que tiene memoria. Olvidar es difícil para el que tiene corazón”. La frase puede tener muchas lecturas, pero en todas García Márquez otorga a la memoria un papel esencial como detonante de sentimientos, condición básica para conocer nuestro sitio y definir posiciones en el escenario del universo conocido. Por supuesto, una pregunta nos inquieta: ¿qué pasa si perdemos la memoria?  

Paulina Urrutia y Augusto Góngora son una pareja muy conocida en Chile y protagonizaron una historia de amor absolutamente maravillosa. Ella es actriz y fue la Ministra de Cultura de Michelle Bachelet y él fue uno de los periodistas y presentadores de televisión más reputados de Chile, coautor del libro La memoria prohibida.

Paulina y Augusto protagonizan La memoria infinita, nuevo documental de Maite Alberdi, que ha conquistado público y crítica dondequiera que se ha presentado. Paulina y Augusto se han amado por mucho tiempo y han sido felices, pero el alzhéimer aparece para reducir la capacidad de recordar de Augusto a cosas básicas. De manera que La memoria infinita nos habla del amor más allá de los límites establecidos por la memoria.

Lo primero que hay que destacar es la capacidad de Alberdi para hacernos más que testigos, cómplices de esta pareja tan especial y ganar nuestra simpatía desde el primer fotograma, algo que ya experimentamos en su anterior trabajo, El agente topo. Alberdi coloca su cámara en el lugar preciso para no molestar a los protagonistas de su documental, les permite ser ellos sin ningún tipo de cortapisas y a nosotros nos remite a nuestro papel de observadores cercanos que sentimos su respirar y aquilatamos sus esperanzas. Es tanta la maestría de su discreta presencia que, por momentos, no podemos diferenciar el material rodado por Urrutia (en estricta intimidad) del rodado por el equipo de Alberdi.

Alberdi contextualiza muy bien con los eventos de septiembre de 1973, que dieron al traste con el gobierno de Allende y sembraron el miedo en todo Chile. Y esa tragedia también tiene un peso específico en Paulina y Augusto.

Pero La memoria infinita habla más del amor de pareja. Del verdadero Amor (así, con mayúsculas), ese que permanece más allá de los encuentros fugaces, los primeros escarceos, las pasiones desbordadas, la plenitud de ser dos en uno. Porque el verdadero Amor, contrario a ese que se exhibe en redes sociales, surge cuando los cuerpos crepusculares deben apelar a toda la tolerancia, toda la paciencia, toda la ternura acumulada con los años. Esa época neblinosa cuando nos miramos frente al espejo y no reconocemos ese otro (sí, idéntico al de Borges), o cuando le preguntamos a todos por el sentido de las cosas, pero nadie nos contesta.

Es cuando llega el tiempo de hacernos luminosos desde dentro y reconocer (y alegrarnos con eso) a alguien como el Amor de tu vida y asumirlo como parte importante de ti, cuando ya se han ganado todas las batallas y conquistados todos los espacios de un corazón, es también aprender a reír de las limitantes que la vida impone como nueva realidad. Quizás ya no podemos correr, pero sí caminar con gracia. Quizás el rostro se nos llena de arrugas, pero el alma mantiene toda su juvenil lozanía, misma que se alborota cuando suena una canción de amor.

Ese Amor (lo seguiré escribiendo con mayúscula) no pone reparos en inventariar, juntos, los recuerdos de más de 20 años, en reconstruir una memoria que desaparece poco a poco, aunque alguna huella deja en nuestros corazones. Contra todo pronóstico, hay que aferrarse a las esperanzas de alguna mejoría en el horizonte.

La pregunta clave: ¿sigue siendo Amor aunque uno de los dos pierda la memoria? La respuesta obvia es “sí” porque, contrario a los tristes diagnósticos de la ciencia, somos un alma que habita un cuerpo y, de alguna manera, redime todo el proceso de ser, de existir. Sin el alma enamorada que nos da aliento, fuera imposible sobrevivir a la incertidumbre y a la soledad. El problema es que son muchos los que lo han perdido todo en la apuesta del juego y se sienten estafados por el destino.

No es el caso de Paulina y Augusto, protagonistas de La memoria infinita, una de las experiencias más emotivas que nos ha regalado el Cine de los últimos años.

 

La memoria infinita (2023). Dirección y guion: Maite Alberdi; Fotografía: David Bravo y Pedro Valdés; Edición: Carolina Siraqyan; Música: Miguel Miranda y José Miguel Tobar; Elenco: Paulina Urrutia, Augusto Góngora.  

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