¿Existían
grandes clásicos de la animación para entonces que pudieron provocar semejante
conmoción? Por supuesto que sí. Pero fue La bella y la bestia, como buque
estandarte de Disney, la que logró la apertura.
Hoy en día,
ninguna cartelera del verano cinematográfico está completa sin un par de blockbusters animados que producen
generosas tajadas del pastel millonario del mercado del cine de vacaciones
escolares. Hoy en día, ningún festival de cine da por cerrada su cartelera sin
incluir algún largometraje de animación que busca proyección entre los más
conocedores del negocio.
En lo
transcurrido de 2023, ya podemos señalar algunos de los títulos más sobresalientes
dentro de la animación de cara a la próxima Temporada de Premios.
Comenzamos
con Suzume,
película japonesa escrita y dirigida por Makoto Shinkai, que cuenta la historia
de una chica de 17 años que descubre una misteriosa puerta en las montañas, y
pronto empiezan a aparecer otras puertas por todo Japón. Cuando las puertas se
abren, liberan desastres y destrucción, y depende de Suzume volver a cerrarlas.
Suzume se estrenó en la competencia del
Festival de Cine de Berlín. La anterior animación que había logrado la hazaña
es El
viaje de Chihiro (2002), del maestro Hayao Miyasaki, el mejor director
de animados en la historia del Cine.
El éxito
comercial de Suzume ha sido magnífico. Para resumirlo: es la octava película
de anime más taquillera de todos los tiempos en Japón y la cuarta película de
anime más taquillera de todos los tiempos a nivel mundial: $323.4 millones de
dólares (y contando).
Pero ni
siquiera el más optimista de los ejecutivos de Illumination Studios (sí, la
misma casa de los Minions) pudo imaginar lo que ocurriría con Super
Mario Bros: la película, de Aaron Horvath y Michael Jelenic. De
hecho, el videojuego tuvo dos adaptaciones: un anime de 1986 y una versión de
acción real en 1993, protagonizada por Bob Hoskins y John Leguizamo, que muy
pocos recuerdan.
Super Mario Bros: la película combinó la nostalgia de quienes se
apasionaron con el videojuego en los años 90 (hoy padres con niños) y ese
estilo de animación que tanto le debe al slaptick (presente en los Minions)
para provocar risas en los espectadores. Con una excelente cantidad de salas
para su estreno en USA (4,025): el boca a boca hizo el resto: todos salían
felices de las funciones de un filme pletórico de colores y las colas para
verla se hicieron interminables.
Al día
de hoy, Super Mario Bros lleva recaudados unos $1,330 millones de
dólares, lo que la convierte en la película más taquillera dentro de las
estrenadas en 2023.
En 2018
se anunció una trilogía de animación sobre el Hombre Araña. Ese año, Spiderman:
un nuevo universo no solo conquistó el favor del público, sino que
barrió con los premios: Globo de Oro, Oscar y Bafta al mejor filme de
animación.
Las
expectativas estaban al tope para su secuela Spider-Man a través del
Spider-Verso, de Joaquim Dos Santos, Kemp Powers y Justin K. Thompson.
Las ha cumplido todas y con creces. Primero por su estilo de animación, estilo
que combina unos colores psicodélicos de fondos difuminados con planos cercanos
al anime. Segundo, por sembrar a este superhéroe en el centro de la moda de los
multiversos, algo que han popularizado los Avengers y filmes como Todo
a la vez en todas partes.
¿Resultados?
$761 millones en sus primeros 23 días y la pole position
para cuando inicie la carrera más esperada de la temporada.
Llegamos
entonces a la propuesta Disney-Pixar: Elementos, de Peter Sohn. Mencionar
a Pixar es como recitar una larga lista de éxitos: Intensa Mente (2015), Coco
(2018), Soul (2020) y Encanto (2021), todas premiadas con
el Globo de Oro y el Oscar.
Pero
siempre hay un pero con el público veleidoso. Elementos debutó con la
pírrica suma de $29.6 millones de dólares, cantidad excelente para cualquier
película, menos para Disney-Pixar.
¿Tiene
alguna explicación? Independientemente de sus indudables logros de animación
para recrear el fuego y el agua (y el aire y la tierra), esta historia de amor
entre Ember (la chica de fuego) y Wade (el chico de agua) se quedó “muy rígida”,
casi tipo Romeo y Julieta. Peor: para la ocasión prescinden por completo de un
personaje “resorte” que haga contrapeso a tanta seriedad con sus salidas de
humor (el mejor ejemplo es el excepcional Bing Bong de Intensa Mente), un toque
mágico característico de Pixar y Disney.
Los
ejecutivos de Pixar lo saben y seguro han llenado varias libretas con las notas
del aprendizaje: nadie es infalible en este negocio.
Por lo
pronto, estos títulos definen con sus virtudes (y defectos) el panorama del largometraje
de animación para 2023. Aunque siempre es bueno estar preparados para cualquier
sorpresa.
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