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viernes, mayo 28, 2021

CRUELLA: el intenso encanto del antagonista.

En dramaturgia básica, el conflicto de un filme debe darse entre: el Protagonista (un personaje que es la sumatoria de virtudes, a quien el público llama “el bueno”) y el Antagonista (un personaje que es la sumatoria de defectos, a quien el público llama “el malo”).

Aunque parezca un extraño modo de aproximación al conflicto dramático de un filme, el antagonista tiene el 50 por ciento de la responsabilidad de que cumpla con su cometido de atrapar la atención del espectador. Es decir, ante un protagonista muy poderoso, debemos anteponer un antagonista tanto o más poderoso. De lo contrario, muy pocos le prestarán interés a lo que pasa en pantalla.

Por mencionar un caso, les recuerdo Joker (2019, Todd Phillips) que, a fuerza del indudable carisma del personaje y la extraordinaria actuación de Joaquin Phoenix, ocupa el puesto 1 como la única película R que ha recaudado $1,074 millones de dólares. Y un alud de premios entre los que destacan el León de Oro en Venencia y el Oscar para Phoenix.

Desde luego, son muchas las excepciones. Y el público contemporáneo nunca está conforme.

En este aspecto, creo que Disney se lleva la medalla como la compañía más atrevida en sus propuestas de los últimos años: ha desarrollado las estrategias más sorprendentes para mantener y aumentar su vigencia.

Disney se ha mantenido al frente de las nuevas propuestas de animación en su exitosa colaboración con Pixar, de la cual hemos cosechado frutos tan extraordinarios como: Soul (2020), Coco (2017), Intensa Mente (2015) y Wall-E (2008), por solo mencionar algunos.

Pero, más allá de ese éxito, Disney apostó a lo increíble: nuevas versiones de acción real de sus clásicos de animación y aquí viene lo realmente asombroso: versiones desde la perspectiva del antagonista.

La versión en acción real de El Rey León (2019, Jon Favreau), basada en el clásico de animación de ¡1994! logró recaudaciones globales de $1,657 millones de dólares, para ocupar el puesto 1 dentro de su categoría. En realidad, la técnica usada es la de fotorrealismo, pero la Screen Generation quedó encantada con los resultados.

La versión en acción real de La Bella y la Bestia (2017, Bill Condon), basada en el clásico animado de ¡1991! (año en que fue nominada al Oscar a la Mejor Película, concitando la protesta de muchos cineastas y provocando la creación de la categoría de animación desde entonces), logró recaudaciones globales de $1, 264 millones de dólares. Hasta un personaje abiertamente homosexual incluye, para sorpresa de los seguidores de los filmes de Disney.

La versión en acción real de Aladino (2019, Guy Ritchie), basada en el clásico de animación de ¡1992!, logró recaudaciones globales de $1,050 millones de dólares. Lo interesante es que su atractivo no es el personaje del título, sino su “coprotagonista”, el Genio de la lámpara, encarnado por la única estrella de la película, Will Smith.  

Maléfica (2014, Robert Stromberg) es la versión de acción real del clásico animado La Bella Durmiente (1959) y ya evidencia un total cambio de perspectiva: la atención se centra en la antagonista de la Princesa Aurora del cuento, una bruja envidiosa que encarna Angelina Jolie. Como era de esperarse con una bruja tan atractiva, el éxito fue fulminante: $758 millones de dólares recaudados.

El clásico de animación Los 101 dálmatas se estrenó en 1961. En 1996, se hizo una versión en acción real dirigida por Stephen Herek y protagonizada por Glenn Close como Cruella De Vil, de forma tan impactante que su personaje fue incluído como uno de los 50 peores villanos de la historia del cine por el Instituto Americano del Cine.

En realidad, el filme adolece de una perspectiva más cercana al lenguaje del cómic. Esa genialidad la introdujo Tim Burton con Alicia en el país de las maravillas (2010), basada en el clásico animado de 1951, en la que también la atención se centra el Sombrero Loco (encarnado por el genial Johnny Depp), el auténtico atractivo para el público que la coronó con $1,078 millones de dólares en recaudación.  

Ahora nos llega Cruella (2021, Craig Gillespie), encarnada por Emma Stone, ganadora del Oscar por La La Land (2016). Una formidable puesta en escena, con una estética cercana al cómic que reimagina con notable magnetismo a la villana del animado y convirtiendo a los dálmatas apenas son una referencia más. Incluso el filme acaba cuando inicia la historia que conocemos del animado y su primera nueva versión. Es decir, está garantizado que tendremos Cruella 2.

Al igual que Maléfica, esta Cruella indaga con curiosidad freudiana en el pasado del personaje desde su infancia hasta convertirse en la que todos creíamos conocer. Al igual que Mulán (2020, Niki Caro) basada en el clásico de 1998, este Cruella se estrena de manera simultánea en las salas de cines y en la plataforma streaming Disney + con un pago adicional al costo de la membresía. Un auténtico milagro de los tiempos de la covidianidad.

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