Vivo de hacer pronósticos, lo mío es pronosticar: dentro de unos años, el filme Los espíritus de la isla será material de estudio en las escuelas de Cine, sobre todo para analizar el excelente guion de Martin McDonagh.
Este guion
es excelente por varias razones. La primera de ellas es porque valida el axioma
de que, en cine, “Menos es más”. La premisa no puede ser más simple: en la isla
de Inesherin, dos amigos de toda la vida comparten como hermanos, hasta que, un
buen día, Colm decide cortar el vínculo con Pádraic, sin que este último
entienda la situación y, mucho menos, acepte que terminó su amistad.
Con los
diálogos que se precisan (nada de verborrea innecesaria, amigos), McDonagh
construye los poderosos perfiles de sus personajes centrales: Pádraic es
alegre, parlanchín, sencillo. En contraste, Colm es más bien taciturno,
introvertido, complejo. Dadas las diferencias de carácter, nadie creería que
son amigos inseparables. Con solamente eso, McDonagh crea la base de esta
comedia trágica, o si lo prefiere: tragicomedia, que debe su estructura al
esquema del teatro clásico y más todavía, del llamado teatro de la crueldad, en el que se le considera uno de sus mayores
cultores.
Esa
extraordinaria sinergia entre dos personajes tan distintos conduce al
espectador a un estado de natural placidez, en que disfruta a carcajadas cada
vez que ellos se encuentran en el camino e intercambian un tosco saludo, o en
el pub, o en la casa de Colm, las
tres locaciones en que prácticamente transcurre toda la acción del filme,
fundamentalmente absurdas discusiones entre los dos amigos.
De los
personajes de reparto, hay que señalar las apariciones (literales) de la señora
McCormick, una anciana que parece tener el don de ver el futuro en sus sueños y
que actúa como enlace secreto entre las distintas etapas del drama. No es una
bruja, pero algo tienen sus palabras que todos la escuchan con más miedo que
atención.
Ya en su
debut cinematográfico, Escondidos en Brujas (2009),
McDonagh contó con la colaboración de Colin Farrell y Brendan Gleeson, a
quienes vuelve a juntar en Los espíritus de la isla. La química
entre ambos es perfecta y se evidencia con resultados materiales: por ambas,
Farrell recibió el Globo de Oro al mejor actor de comedia y, por la primera,
McDonagh el Premio Bafta al mejor guion y Globo de Oro al mejor guion por la
segunda.
En el
Festival de Venecia, donde Los espíritus de la isla tuvo su
estreno mundial, consiguió la Copa Volpi al mejor actor para Colin Farrell y el
Golden Osella al mejor guion para Martin McDonagh. El filme aparece en todas
las listas de los mejores estrenos de 2022. Incluso, el Instituto Americano del
Cine (AFI) le otorgó una mención especial dentro de su selección. Como vivo de
hacer pronósticos: Martin McDonagh ganará el Oscar al mejor guion.
Otra de las
excelencias del guion de la película es la creación de una atmósfera
inquietante. La historia de Los espíritus de la isla transcurre
en 1923. En ese momento, Irlanda estaba inmersa en su guerra civil entre
quienes estaban a favor y en contra de un tratado con Inglaterra. Lo mismo de
siempre: violencia de hermanos contra hermanos por diferencias ideológicas, ni
siquiera de idiomas, ni culturas: la política fue la auténtica maldición de
Babel. No vemos escenas de esa guerra, pero cada cierto tiempo, se escuchan las
detonaciones al otro lado del mar y con ellas se presienten tiempos difíciles
para todos.
Con Los
espíritus de la isla McDonagh demuestra, nueva vez, que es uno de los
mejores guionistas del cine contemporáneo y eso no es poca cosa. Una carrera
como dramaturgo y cineasta que hay que tener en cuenta.
Los
espíritus de la isla (2022). Dirección y guion: Martin McDonagh; Fotografía: Ben
Davis; Edición: Mikkel E.G. Nielsen; Música: Carter Burwell; Elenco: Colin
Farrell, Brendan Gleeson, Kerry Condon, Barry Keoghan.
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