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viernes, diciembre 09, 2022

“Una película sobre parejas”: la magia del metacine.

Natalia Cabral y Oriol Estrada se conocieron en la Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños (Cuba), mientras intentaban entrenarse en el manejo del lenguaje de los sueños. Cupido, siempre travieso, hizo lo suyo contando con la colaboración de Eisenstein y Chaplin. Sé de fuente confiable que Jacques Tati colaboró, pero no lo digo.

No es casual que Natalia y Oriol (o si lo prefiere, Oriol y Natalia) se dedican a un cine creativo que transita libremente entre la ficción y el documental: ellos se reconocen producto de las maravillas del azar que proclamaba Buñuel. En efecto, rodar una película es como la vida misma: una suerte de rutina de mago que, a veces sale bien y encanta al espectador, y otras veces provoca bostezos de tristeza.

Oriol y Natalia (o si lo prefiere, Natalia y Oriol) apuestan (se apuestan) todo en la mágica aventura de concebir. Tienen frutos maravillosos como: Tú y Yo (2014), El Sitio de los sitios (2016), Miriam miente (2018). Pero su Obra Maestra responde al nombre de Lía, una niña que camina con una gracia que envidian las estrellas y te mira con sus ojazos negros y te pregunta sin hablar. Conozco la respuesta, pero no la digo.

En Una película sobre parejas (2021), Natalia y Oriol se permiten mirarse al espejo y convertirse, aun sea de manera no intencional, en el objeto de su propio universo. La búsqueda de parejas que fueran el tema de su proyecto El gran Santo Domingo (título para despistar fantasmas), y descubrirse, y exponerse ante el público, sin máscaras, vulnerables en el maravilloso proyecto de parir una película nos mete de plano en el mundo del metacine, esa maravillosa posibilidad de reflexionar sobre el hecho fílmico a partir de todas las realidades que se conjugan en la hermosa (y casi controlada) ficción.

Primero, se les agradece el coraje de desafiar los cánones establecidos, de exorcizar todos los fantasmas que gritan que no se metan en esa vaina. Luego, hay que reconocerles su proficiencia en el manejo del lenguaje cinematográfico, es decir, en el lenguaje de los sueños (de las pesadillas, todo depende de la locación de rodaje).

Para poner un ejemplo, en Una película sobre parejas conocemos a un matrimonio del tránsito (él chofer, ella “pitcher”, curiosamente el término también puede aplicar para quien presenta un proyecto ante un inversionista) y justo cuando sentimos que la escena no funciona, Natalia y Oriol intervienen para dejarnos saber que ellos también piensan que no funciona. Es como si tuviésemos la posibilidad de mejorar nuestros sueños, cosa que solo el cine hace posible.

Romper esa cuarta pared y salir ilesos del intento es el gran acto de magia que han logrado Oriol y Natalia en Una película sobre parejas, filme aplaudido donde quiera que se ha presentado: Premio de la Crítica Francesa a Mejor Película y Mención Especial a la Interpretación en el Festival de Biarritz en Francia, los premios a Mejor Película, Mejor Guion y Mejor Dirección en el Festival Internacional de Cine de Gijón, España y el Premio Especial del Jurado en el Festival FICIC en Argentina y un etcétera que todavía anda conquistando escenarios.

Con Una película sobre parejas, Natalia y Oriol demuestran que no hay excusa que valga: cuando se tiene talento, el universo conspira a favor del Buen Cine (así, con mayúsculas) que se hace en Dominicana.

 

Una película sobre parejas (2021). Dirección y guion: Natalia Cabral y Oriol Estrada; Fotografía: Nicolás Ordónez; Edición: Aina Calleja y Javier García Lerín.

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