(En estas vacaciones de pascua, era inexpugnable el encuentro con Béla Tarr. Un encuentro que calma un desasosiego por las tantas posposiciones. Debo agradecer la cinéfila solidaridad de Alberto Ramos. –José)
“La función del cine no es contar una historia, su función es otra: es acercarse a la gente, entender su vida cotidiana y entender la naturaleza humana, cómo somos realmente y por qué somos como somos.” –Béla Tarr
En los
filmes del húngaro Béla Tarr, sopla el viento del fin del mundo. Por eso, cuando
uno se enfrenta a su cine debe tejerse una manta de optimismo que lo proteja de
tanta desolación, de tanta naturaleza hostil, de tanta gente hundida en su
propio existencialismo. Y eso, dice Tarr que son comedias…
Nadie puede
negarle a Tarr su absoluta maestría en el plano secuencia, acaso notable influencia
de Tarkovski, pero también su fidelidad absoluta a los postulados estéticos de
un tipo de cine que solo responde a una necesidad de expresión artística y no
se pliega ante estudios de mercadeo.
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