El
director de cine Mario Camus, autor de una treintena de películas entre las que
se encuentran La Colmena, con la que ganó el Oso de Oro del Festival de
Berlín en 1983, y Los Santos Inocentes, ha fallecido a los 86 en Santander, han
informado sus familiares.
Mario Camus, director y
guionista de cine con seis décadas de trabajo y Goya de Honor en 2011, adaptó
también a grandes de la literatura española al cine o a la televisión como
Ignacio Aldecoa o Benito Pérez Galdós, además de haber sido director de series
como Curro
Jiménez.
Camus formó parte de la generación del “nuevo cine
español”, junto a Carlos Saura, Basilio Martín Patino, Miguel Picazo o José
Luis Borau. Para TVE escribió series
como Conozca
Ud. España, Si las piedras hablaran o Los camioneros.
Aparte
del Goya de Honor (2011), recibió el Oso de Oro de Berlín, el Premio Nacional de
Cinematografía 1985 y el Goya al mejor Guion Original entregado en 1994 por Sombra
en una batalla.
A pesar de ser uno de sus autores de cabecera en los
manuales de Historia del cine español, especialmente tras aquellas tres
primeras películas, Los farsantes (1963), Young Sánchez (1963), y Con el viento solano (1965),
que delimitaban el nuevo paisaje provinciano y un nuevo tono
desencantado afín a otros títulos del movimiento, el
santanderino Mario Camus siempre ha trascendido la
adscripción al Nuevo Cine Español de Fraga, García
Escudero y la EOC por esa vía, también común a otros cineastas como Borau o Aranda,
que lo acercaba al cine industrial no sólo como modo
de supervivencia, sino como aspiración legítima y meramente profesional para
quien tal vez haya sido el mejor artesano de los
cineastas de aquel grupo inventado por las instituciones
para airear, limpiar y rejuvenecer la imagen de nuestro cine en el exterior.
En
efecto, Camus transitó entre el universo autorial y lo comercial sin
variar demasiado sus enfoques, casi siempre al servicio de guiones
ajenos o de prestigio literario (Sueiro, Aldecoa, Delibes, Cela,
Lorca, Mendoza), y con una voluntad de estilo parco o invisible que, partiendo
de ciertos presupuestos realistas, fue decantándose siempre hacia la austeridad
y la eficacia narrativa como principales argumentos para
una larga y continuada carrera de cinco décadas que
pasa de los musicales y dramas a la medida para Raphael (Digan lo que digan) o Sara
Montiel (Esa mujer)
en los años 60 o la televisión popular de los 70 (Los camioneros, Curro Jiménez), a esas últimas y singulares
películas de los 90 y primeros del siglo XXI (Después del sueño, Sombras en una batalla, El color de las nubes, La playa de los galgos, El prado de las estrellas, su último
filme, estrenado en 2007) en las que se deja sentir la mano sólida y
experimentada de un director de primer nivel y fuera de toda moda que trabaja
ya a escala íntima y de cámara con sus propios
materiales e inquietudes.
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