Hija, hermana y
madre de artistas, la actriz, cantante y bailarina ha trabajado con algunos de
nuestros cineastas más destacados de las últimas décadas, como Buñuel,
Almodóvar, Borau, Gutiérrez Aragón, Jaime Chávarri, Jaime de Armiñán, Josefina
Molina, Bigas Luna, Jaime Camino y Pablo Berger
Admirada, valorada y muy querida. Ángela Molina,
a la que han calificado como “uno de esos milagros que ocurren de vez en cuando
en el cine español”, recibirá el Goya de Honor 2021 el próximo 6 de marzo.
La Junta Directiva de la
Academia de Cine ha decidido otorgar este premio honorífico a la actriz
madrileña, “protagonista de numerosos títulos indispensables del cine
español y europeo. Con esa distinción queremos reconocer la trayectoria
excepcional de esta compañera tan querida por todos por su autenticidad, su
indiscutible talento y su especial sensibilidad”.
Ángela Molina transmite su
alegría cuando habla de su oficio, una ocupación en la que lleva cuarenta y
cinco años y que le ha dado “todo”. Tiene la sonrisa resplandeciente
desde que le comunicaron el reconocimiento. “Estoy muy, muy feliz. Ha sido una
alegría inmensa, me ha llenado el corazón. Hace unos días estuve en la
Academia, y cuando vi el busto gigante del maestro Goya le miré y sentí
algo como muy familiar, y resulta que me lo voy a encontrar en mi casa
dentro de poco”, cuenta.
Ducha en una profesión que
nunca se ha olvidado de ella, asume los galardones, homenajes y satisfacciones
que le ha proporcionado el cine con naturalidad. “Los premios te vienen en momentos
determinados. Cuando estuve nominada por primera vez al Goya por La
mitad del cielo –también optó al galardón por Luces y
sombras, Las cosas del querer, Carne trémula y Blancanieves–,
pensé que me lo iban a dar. Fue para Amparo Rivelles,
por Hay que deshacer la casa, y pensé: Amparo es mayor, yo tengo
tiempo. Y ahora me toca a mí, que soy mayor –tiene 65 años–. Todo es muy
hermoso, todo está en su lugar, viene cuando tiene que ser, si es que
tiene que ser”, manifiesta la que fue la primera intérprete española que
consiguió el David di Donatello.
Pero son muchas las
recompensas –el Premio Nacional de Cine, la Medalla de Oro de la Academia,
la Concha de Plata, la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, el Gran
Premio de la Crítica de Nueva York, varios Fotogramas de Plata y la Espiga de
Plata de la Seminci…–que tiene por su labor en el cine, medio en el que empezó
a los 16 años, en No matarás,
dirigida por César Fernández Ardavín, y en el que
sigue dando batalla –tiene pendiente el estreno de Charlotte, dirigida por Simón
Franco, y Lalla,
de Mohamed El Badaoui–.
Antidiva por naturaleza,
la tercera hija del actor y cantante Antonio Molina lleva
como un privilegio haber sido descubierta por Luis Buñuel,
a cuyas órdenes fue la Conchita de Ese oscuro objeto del deseo.
Pero nunca se ha
sentido la musa de ninguno de los directores con los que ha trabajado. Jaime Camino, Jaime
Chávarri, Jaime de Armiñán, José
Luis Borau, Pontecorvo, Bigas
Luna, Josefina Molina, Marco
Bellocchio, Ridley Scott, Alejandro
Agresti, Miguel Picazo, Gerardo
Vera, los hermanos Taviani, Pedro
Almodóvar, Luigi Comencini, Ricardo
Franco, Enrique Gabriel, Miguel
Littín, Alain Tanner, Tornatore, Agustí Villaronga, Imanol
Uribe, Isaki Lacuesta, Julio
Medem, Pablo Berger…Una extensa lista
para esta actriz, que también ha pisado los escenarios –El graduado,
donde compartió escenario con su hija Olivia, que continúa la saga, La
dama del mar y César & Cleopatra– y ha estado en los
repartos de numerosas series de televisión –en estos momentos está
grabando Un asunto privado y espera luz verde para una
ficción que retrata a la sociedad actual, proyecto que ha creado con Vera
Fogwill–.
‘La Molina’, que también baila –tiene el título de maestra de danza
clásica española– y canta –grabó un disco en los ochenta, hizo un dúo
con Georges Moustaki e interpretó las
canciones de Las cosas del querer–, ha hecho una apuesta por los
proyectos independientes, las operas primas –Sagitario, de Vicente
Molina Foix; Piedras, de Ramón
Salazar; y La caja, de Juan Carlos
Falcón– y los papeles breves, pero intensos.
Ángela Molina y el cine
español y también el francés, italiano, portugués y latinoamericano, se
retroalimentan mutuamente. El cine quiere a esta mujer que transmite fantasía.
‘Molina, la quiero’, dijo Luis Buñuel. La quería Buñuel, como la quieren todos
las que la conocen.
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