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lunes, marzo 24, 2008

Billy Wilder: ese genial bribón

(En lo que amenaza convertirse en una tradición de las vacaciones de Pascua, además de escuchar Jesucristo Superstar, me he dedicado a revisar una filmografía. Este año le tocó a Billy Wilder y todavía me río de pensarlo.
Debo agradecer al amigo Pedro Estrella que puso en mis manos esta formidable colección de películas
.)

“Un director debe ser policía, partero, psicoanalista, sicofante y bastardo”.
-Billy Wilder


Cuentan las buenas lenguas que Billy Wilder, aventajado discípulo del director alemán Ernst Lubitsch, mantenía un cartel en su oficina: “¿Cómo lo hubiera hecho Lubitsch?”.
Billy Wilder: un talento excepcional para escribir guiones y, sobre todo, diálogos. Pero también una personalidad que se siente contenida en cada fotograma que filmó.
Un maestro en varios de los géneros del cine (una crítica de la fuerza de El crepúsculo de los dioses (1950); y comedias como La tentación vive arriba (57) y Un Eva y dos Adanes (1959), ambas protagonizadas por Marilyn Monroe) que siempre hizo el filme que quiso hacer, por encima de lo que esperaban sus críticos y de lo que pedían sus fanáticos.
Sí, un bribón genial que se burló de todos y de todo con la altura que demandaba su tiempo. Quizá por eso, Wilder comparte con Hitchcock el haber sido despreciado por una parte de la crítica cinematográfica. Pongo como ejemplo algo que se escribió sobre la oscarizada El apartamento (1960): “…igual de divertida que una atrofia muscular”. Al pasar de los años, ambos han sido elevados a la categoría de Maestros y quienes acabaron con su obra, bueno…
Sin duda, Billy Wilder ha sido uno de los mejores dialoguistas del Séptimo Arte. En Europa, donde se formó, se distingue muy bien entre un guionista y un dialoguista, es decir, un especialista en diálogos de personajes. Es mucha la diferencia que aportan a un libreto la chispa, la gracia y el ingenio con que se expresan los personajes.
Si además añadimos que Wilder poseía una habilidad sobrenatural para el remate dramático, para el cierre con broche de oro, no es casual que haya creado más finales memorables que cualquier otro director de cine.
En Con faldas y a lo loco, regaló una de las mejores líneas en toda la historia del cine: “Nadie es perfecto”. Le sirvió hasta a Joan Manuel Serrat para titular uno de sus mejores álbumes, pero eso, créanme, es material para otra crónica.
Con Wilder es imposible escapar a las innumerables anécdotas que generaban sus películas. En Testigo de cargo, para mostrar una pierna de Marlene Dietrich, escribió una escena que requirió 145 extras, 38 dobles y $90,000 dólares, una fortuna en 1957. Una curiosidad: al final de la película, una voz en off recomienda no contar el final a sus amistades a fin de no arruinar una de las mejores vueltas de tuerca que recuerdo.
Otra anécdota: hacía tanto frío la noche que Jack Lemmon (uno de sus actores fetiche) rodó en Central Park para El apartamento, que tuvo que ser rociado con anti-congelante para evitar que la llovizna se convirtiera en hielo.
Cuentan las malas lenguas que en una ocasión, ordenó a un camarógrafo “Rueda algunas escenas fuera de foco, quiero ganar el Oscar a la Película Extranjera”.
El mundo conoció en Wilder a una de las mejores razones para reir y reflexionar.

2 comentarios:

  1. Anónimo9:47 p. m.

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  2. Excelente blog el que tienes aqui. Me alegra que hayan otros blogs de cine dominicanos que se lo tomen en serio y no sean solo de dar copy/paste de noticias.

    Billy Wilder y Sunset Blvd. fueron dos de los factores que me empujaron al cine.

    Para su 100 aniversario escribi tambien algo sobre el:
    http://cinemablender.blogspot.com/2007/06/wild-about-wilder.html

    Seguire pasando por aqui.

    Saludos!

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