Todos somos fruto y semilla que nos dispersamos, por voluntad propia o imposición del destino, a lo largo y ancho del planeta. En ese proceso, dejamos una huella, absorbemos realidades y nos transformamos en nuevos hombres y mujeres.
Diáspora, nueva propuesta de Héctor Valdez,
nos sumerge en esa corriente de agua de mar que busca respuestas a los anacrónicos
libros de texto, siempre incompletos porque han sido escritos desde la negación
de la memoria, al amparo de los anacoretas de siempre. Siempre lo mismo: la
historia la escriben los vencedores y lo que cuentan es lo que conviene a sus
intereses.
Como buen
trabajo documental, Diáspora nos presenta algunas respuestas, pero más importante
aún, nos llena de preguntas. Las respuestas vienen dadas a partir de varios de
los elementos comunes de todos los que emigran: la nostalgia, la música (que
también incluye la oralidad) y los bailes de la madre tierra, vía los testimonios
de algunos artistas, esos seres supremos que superan obstáculos y censuras,
dictaduras y silencios y que, de alguna manera, se constituyen por sí mismos en
ejemplos de migración enriquecedora.
Las
palabras de artistas como Orlando Menicucci, Ada Balcácer, Julia Álvarez y Rey
Andújar (entre otros muchos) conforman un material absolutamente necesario de
conocer y valorar en el justo sentido de los logros alcanzados por ellos y por
otros como Juan Luis Guerra y Michel Camilo, estos últimos incluidos en el
libro que se ha editado recientemente, como obra complementaria al audiovisual.
Todos somos
fruto y semilla, inagotables. En ese sentido, enriquecemos con nuestro adn los
cuatro puntos cardinales y buscamos responder a las cuestiones esenciales,
desde lo que conocemos de nuestra propia cultura y lo que reconocemos como
importantes influencias de los que han ido llegando con los tiempos: este
Caribe insular es mucho más que taínos, españoles y africanos.
Diáspora es ese necesario inventario de todo
cuanto nos han aportado los que han llegado desde muy lejos y de todo lo que
hemos llevado a otras tierras, empujados por las mismas historias de mudanzas y
acarreos. Nos regocija que se siente la maduración como director de Valdez, que
sabe imprimirle un buen pulso al relato. Se siente una nitidez conceptual de lo
que se quiere contar, de lo que se retrata y cómo se retrata. Valdez presta especial
atención a los detalles y la composición de cada cuadro de su filme, nos hace
cómplices de su viaje y sus descubrimientos.
Diáspora construye un discurso que nos
conduce a una epifanía inexpugnable: somos, a pesar de todos los pesares, mucho
más dignos de los que nos han hecho creer, mucho más rebeldes y expresivos que
nuestros antepasados y también podemos enarbolar la cultura como fórmula de
resistencia y rebelión. ¡Enhorabuena! Ya era necesario.
Diáspora
(2022). Dirección: Héctor M. Valdez; Guion: Gilberto Amado y Héctor Valdez;
Fotografía: Llano; Edición: Gilberto Amado; Música: Sergio Jiménez Lacima;
Elenco: Babacar Mbow, Orlando Menicucci, Ada Balcácer, Julia Álvarez, Rey
Andújar.
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