Cuando en 1989 Disney estrenó La Sirenita nadie sabía que inauguraba una nueva etapa en el mundo de la animación. Efectivamente, su éxito crítico y comercial posicionó a Disney como la casa que, en lo adelante, dominaría los veranos cinematográficos con sus propuestas de princesas que resucitan con el primer beso de amor y otras fantasías cotidianas.
Las
aventuras de Ariel permitieron el renacimiento de las posibilidades del cine de
animación en función de su buen desempeño en las taquillas. Y comenzó la lista
de éxitos: La bella y la Bestia (1991, filme que consiguió una nominación
al Oscar como “mejor película”, a pesar de las protestas de los puristas del
Cine), Aladino (1992), El rey león (1994) y Pocahontas
(1995).
Las
palabras de Michael Eisner, por entonces director ejecutivo de Disney, no dejan
dudas: “Pienso que lo que nos dio a entender La Sirenita, y que el mundo ha
olvidado, es que la animación no es un asunto de negocios destinado a la
audiencia infantil”.
La nueva
empresa incluía un manual con verdades absolutas: las voces era trabajo para
los principales nombres de la industria, el marketing asociado a grandes
franquicias era infalible, los mejores compositores eran reclutados para la
canción central del filme (y muchos consiguieron su Oscar gracias a Disney) y
la inversión de recursos superaba a la mayoría de las producciones de
Hollywood.
De hecho,
las canciones Under the Sea (de La Sirenita), Beauty and the Beast (del
filme homónimo), A Whole New World (de Aladino), Can You Feel the Love Tonight
(de El
rey león) y Colors of the Wind (de Pocahontas), ganaron el Oscar (y el
Golden Globe) a la mejor canción original, pero ninguna de esas películas
pudieron competir por el premio mayor, porque no fue sino hasta 2001 que la
Academia de Hollywood creó la categoría de “mejor filme de animación” para
honrar el trabajo de estos cineastas. Demás está decir que Disney (y sus socios
de Pixar) dominan ampliamente los premios conseguidos.
Pero el
secreto de Disney es renovarse acorde a las expectativas de las nuevas
audiencias y reinventar ideas ya exploradas como las adaptaciones de acción
real para sus clásicos de animación, desde La cenicienta hasta Aladino,
pasando por La Bella y la Bestia.
Ahora nos
llega La Sirenita, filme dirigido por Rob Marshall, ganador del Globo
de Oro por Chicago, en que Disney ha puesto todo para ser los más
inclusivos sobre la faz de la tierra. Como sabemos, el original de animación se
basa en el relato del danés Hans Christian Andersen y en esta nueva versión
aparece una frase del autor que bien puede describir el sentir de los
ejecutivos ante el huracán mediático que ha provocado las libertades que se ha
tomado Disney en un filme que ha costado $250 millones de dólares: “…pero una
sirena no tiene lágrimas, y por eso sufre mucho más”.
Al momento
de escribir estas líneas se sabe que La Sirenita debutó en el primer
puesto de las taquillas en USA con $95.5 millones de dólares, a los que hay que
sumar $68.3 millones de otros mercados, lo que arroja un total de $163.8
millones de dólares en sus primeros tres días.
Por las
muestras de cariño, vía vítores y aplausos, que los niños (y algún adulto)
dispensaron al filme en la sala llena en que la vi, nadie repara en los cambios
introducidos, en el nombre de la inclusión, en el formidable elenco que
presenta la película, aunque debo confesar que todavía estoy procesando las
siete sirenas de distintas razas...
Mención
especial para Halle Bailey quien canta como los ángeles y posee un carisma
capaz de hacer olvidar problemas raciales. Sobre ella recae el peso dramático
de un filme y eso es mucho tomando en cuenta que durante una buena parte del
mismo no puede hablar.
Otros de
los cambios es la contribución del talentoso Lin-Manuel Miranda quien ha refrescado
con nuevos arreglos (llenos de colores) los “clásicos” de 1989 y ha creado tres
nuevas canciones, más acordes a los gustos musicales de las nuevas generaciones.
Bueno una de ellas, Impossible Child, que marca el debut en musicales para Javier
Bardem, solo será posible verla como contenido extra cuando el filme se emita
en la plataforma Disney+.
Una cosa
queda clara: el espectáculo visual que ha logrado Marshall en la combinación de
acción real, personajes CGI y la ilusión de escenas submarinas en La
Sirenita es absolutamente disfrutable para el público comprendido entre
los 2 y 99 años. Simple: es la magia de Disney.
La Sirenita
(2023). Dirección: Rob Marshall; Guion: David Magee; Fotografía: Dion Beebe;
Edición: Wyatt Smith; Música: Alan Menken & Lin-Manuel Miranda; Elenco:
Halle Bailey, Jonah Hauer-King, Melissa McCarthy, Javier Bardem.
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