“Estamos
orgullosos de dar la bienvenida a Isabelle Huppert al festival”,
argumentan Mariette Rissenbeek y Carlo Chatrian, directores de la Berlinale, en
un comunicado. “El Oso de Oro Honorífico puede parecer una progresión natural
en una carrera sin igual, ya que Isabelle Huppert es una de las pocas
artistas reconocidas con premios de actuación en los principales festivales de
cine. Pero Isabelle Huppert es más que una actriz célebre: es una artista
intransigente que no duda en tomar riesgos y burlarse de las tendencias
dominantes”.
“Entregarle
nuestro premio más prestigioso es acentuar el cine como una forma de arte,
independiente e incondicional”, continúa el texto. “A menudo vemos a los
actores como herramientas en manos de los cineastas, pero Isabelle
Huppert es un claro ejemplo de que la dinámica puede ser un verdadero
intercambio. Los actores pueden ser el verdadero motor de crear no solo
emociones, sino también conceptos de cine “.
Huppert
comenzó a estudiar actuación a los 14 años y luego asistió al Conservatoire
Nationale Supérieur d'art Dramatique en París. Comenzó su carrera en el
escenario y debutó en la pantalla con Faustine et le bel été.
Una
actriz extraordinaria con una carrera extraordinaria, como se puede colegir a
partir de la impresionante cantidad de premios recibidos: Huppert es la actriz
con mayor cantidad de películas seleccionadas en Cannes, el festival más
prestigioso del mundo, en donde ha ganado en dos ocasiones: Violette
Noziére (1978, Claude Chabrol) y La pianista (2001,
Michael Haneke). Es la actriz con más nominaciones al César, con 17, premio que
ganó con La ceremonia (1995) y ELLE (2017, Paul
Verhoeven).
Ser
dirigida por Chabrol a Huppert le ha funcionado maravillosamente: en Venecia ha
ganado con dos filmes: Un affaire de femmes (1988)
y La ceremonia y en el Festival de Moscú con Madame
Bovary (1991).
Hace
unos años, el Festival de San Sebastián le entregó el Premio Donostia a la
trayectoria. También la han reconocido: Premios EFA, Premio Lumière, Estambul, Karlovy Vary,
Locarno y Hamburgo.
Ahora,
el Festival de Berlín también se rinde a sus pies.
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