Pocos, incluyendo
a los Lumiére, imaginaron que ese sueño perduraría hasta nuestros días y que
evolucionaría de manera tal que nos cambió por completo nuestra perspectiva del
mundo (y su realidad).
En nuestros
días, hasta el cine de ficción busca acercarse a la percepción de la realidad
que, de alguna manera, hemos construido a lo largo de muchos años y muchas
películas consumidas.
Es por eso
que la labor del documentalista se ha hecho cada día más difícil: debe ubicar
un tema y un enfoque que resulten completamente nuevos para el espectador.
Claro que en el otro peso de la balanza está el axioma literario de que “la realidad
siempre supera la ficción”.
La larga
introducción es para presentarles el documental El agente topo, de la
chilena Maite Alberdi, una joya de originalidad que le ha permitido conquistar
festivales, crítica y público, un trípode casi imposible en estos tiempos.
La
premisa es tan insólita como probable: Sergio, a sus 83 años es reclutado por
una compañía de detectives para infiltrarse como espía en un hogar de ancianos.
Ya dentro del hogar, nuestro agente topo, se transforma en un residente más,
pero que uno funciona más como inspiración y agente de cambio en la vida de
todos que como espía.
Parecería
el argumento ideal para una comedia ligera con tintes positivistas, pero es la
pura realidad. Ese es el gran mérito que tiene la perspectiva de Maite Alberdi
en El
agente topo.
Los cientos
de películas de espías que el público puede tener de referencia brindan la
posibilidad de tomar mucho de sus estilos visuales, pero en el mejor estilo de
una Bond, todo descansa en la gracia, en la calidez del personaje de Sergio,
tratando de pasar la prueba de su primera misión.
Me puedo
permitir adelantarles que llorarán de la risa en la etapa de su “entrenamiento”:
Sergio destila una inocencia, una honestidad que nos desarma y nos hace
cómplices a fuerza de sonrisas, pero también a fuerza de lágrimas.
El impacto
que El
agente topo logra en la audiencia es demoledor y nos hace volver
nuestra mirada hacia los más cercanos, con quienes todavía tenemos la dicha de
compartir: nuestros padres, abuelos, tíos, maestros y un larguísimo etcétera.
Justamente
en estos pandémicos tiempos en los que, en teoría, hemos organizado de mejor
manera nuestras prioridades afectivas, un filme como El agente topo se hace
necesario, esencial, indispensable para actualizar nuestra Liga del Cariño.
Cuando se
analiza fríamente las posibilidades de esta tierna historia de espías es una
fórmula de éxito: te hace reir, te hace llorar, te hace recordar otras
películas del género y te deja maravillado de las posibilidades dramáticas de
esta insólita realidad que nos ha tocado vivir.
El agente
topo (2020): Dirección y guion: Maite Alberdi; Fotografía: Pablo Valdés;
Edición: Carolina Siraqyan; Música: Vincent van Warmerdam; Elenco: Sergio
Chamy, Rómulo Aitken.
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