Jirí Menzel, el director de cine checo que conquistó medio mundo con su ópera prima Trenes rigurosamente vigilados (1966), falleció a sus 82 años.
El filme trataba la ocupación nazi con un enfoque tan fresco y original
que, tras su paso por el Festival de Cannes, ganó el Oscar a la Mejor Película Extranjera. Eso dos años antes de que la Primavera
de Praga pusiera más tristemente el foco sobre sus compañeros de
la Nueva Ola Checa, el momento de mayor efervescencia creativa en el cine de su
país.
Entraron
los tanques soviéticos en Praga, y muchos cineastas, como Milos Forman o Ivan
Passer, decidieron exiliarse. Pero Menzel se
quedó, y le costó caro. Alondras en el
alambre, una película que terminó en 1969, no pudo estrenarse
hasta la caída del régimen comunista, logrando el Oso de Oro en la Berlinale de
1990. También era una comedia sobre un tema serio, nada menos que un campo de
rehabilitación para "elementos burgueses" en los primeros años del
comunismo checo. Menzel siempre plantó cara a los totalitarismos con una
sonrisa, señal de inteligencia.
A pesar
de todo, Menzel continuó desarrollando su accidentada y espaciada carrera,
siempre a partir de textos ajenos, en un país fuertemente atenazado
por la censura, a la que quitó hierro: "No defenderé la
censura. Pero se trabaja mejor dentro de unos límites. Cuando acabó el control
del estado y todo el mundo pudo hacer lo que quería, rápidamente se vio que no
había tanto genio reprimido. Muchos tontos quedaron al descubierto".
Entre la veintena de largos que dirigió, también destacan Crimen en
el teatro (1968), Los hombres de la manivela (1969), Mi dulce
pueblecito (1985) y Yo serví al rey de Inglaterra (2006),
que marcó su sexta colaboración con Hrabal, que, al contrario que el
ferroviario de Trenes rigurosamente vigilados, estaba protagonizado por un
arribista con grandes dotes de vigilancia.
Esa fue
su última película y como era su costumbre nos dejó una frase para meditar: “La
buena comedia debe tratarse de cosas serias. Si empiezas a hablar de cosas
serias demasiado en serio, terminas siendo ridículo”.
Actor y
escritor ocasional y prolífico director de teatro, Menzel ganó el premio
francés de “Caballero de las artes y las letras”, al igual que el novelista
checo Bohumil Hrabal.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario