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sábado, octubre 19, 2019

Joker: excepcional actuación de Joaquin Phoenix.


Aunque parezca una manera extraña de aproximarse a la eficacia dramática de una película, la verdad es que, en términos de su propuesta narrativa, el antagonista (al que comúnmente llamamos “el malo”) tiene el 50 por ciento de responsabilidad de que la historia resulte atractiva para el espectador.
Joker, ese extraordinario personaje que es uno de los archienemigos de Batman, es un ejemplo perfecto para demostrar lo antes señalado. De hecho, en los dos casos anteriores en que se ha visto vinculado al héroe de Gotham City, ha tenido prácticamente papel protagónico: nadie olvida al Joker de Jack Nicholson en Batman (1989) de Tim Burton (con la que este filme tiene trágica conexión) y mucho menos al creado por Heath Leger para The Dark Knight (2008), de Christopher Nolan. Es posible que más de uno haya olvidado quiénes representaban al héroe de Ciudad Gótica.
Ahora nos llega Joker, una nueva y psicodélica aproximación al personaje, bajo la dirección de Todd Phillips, un conocido director de comedias como la trilogía de The Hangover, quien se inscribe a la élite de Hollywood con este filme. Cuando vimos el título como Selección Oficial del Festival de Venecia y con la argentina Lucrecia Martel como presidenta del jurado, pocos nos atrevíamos a darla como posible ganadora. Contra todo pronóstico, Joker logró el codiciado León de Oro en Venecia y convertirse en una de las favoritas para el Oscar 2020.
Es simple: vía las canciones (y la formidable música de Hildur Guðnadóttir), asistimos a la evolución freudiana de un simpático, pero inimitable, sicópata.

Los olvidados habituales.
Arthur Fleck es un payaso triste que busca ganarse el pan de cada día con el sudor de su risa, en medio de una ciudad despersonalizadora y violenta. Y llena de basura.
Nadie quiere a nadie y a pocos nos importan los conflictos particulares de cada quien. En un ambiente hostil, todos sufrimos de alguna patología conocida.
En una sociedad que promueve el consumismo desmedido, la competencia eterna por ser el mejor, todos dejamos jirones del alma en cada peldaño que subimos. Perdemos de vista que la meta es mantener la cordura.
En una sociedad que siembra el despropósito en nuestras almas, el matricidio se antoja necesario para nacer peores, para reclamarle a esa misma sociedad nuestros quince minutos de fama, vía el fantástico mundo de la televisión, a costa de alguno de sus ídolos de halógeno.

El abracadabra del delirio.
Un actor usa su cuerpo como herramienta cuando construye un personaje. Es un médium entre el público y un nuevo universo de emociones que promueve con su personaje frente a la cámara.
Para lograr transmitir ese mundo interior tiene que usar algún conjuro que, como abracadabra, abra las puertas de la credibilidad del espectador.
En el caso de Joker, esa llave maestra es la gutural risa que nos siembra el miedo en los huesos.
No es que Phoenix no tenga una mirada expresiva, unas exquisitas facciones de neurótico, un maquillaje asombroso (con sabor a pistacho). Todas esas herramientas del lenguaje corporal, incluyendo coreografía de delirante eufórico (inspirada por "The Old Soft Shoe" que Ray Bolger cantó y bailó en 1957), las tiene y muy bien desarrolladas.
Pero es que la risa de que ha dotado a su personaje conecta con nuestros temores inconscientes de manera instantánea.

Phoenix, el premiado.
Joaquin Phoenix es uno de los más talentosos actores de su generación y ahora abraza el papel protagónico que probablemente le premie con su primer Oscar.
Con tan solo 15 años, Phoenix hizo uno de sus primeros papeles protagónicos en Parenhood (1990), filme de Ron Howard con un elenco superestelar: Steve Martin, Dianne West, Tom Hulce, Keanu Reeves. Phoenix recibió el “Best Young Actor” por su rol en esta comedia. 10 años después le llegó su primera nominación al Oscar como actor de reparto por Gladiador (2000), filme de Ridley Scott que se llevó los principales premios de la Academia de Hollywood, incluyendo mejor película y mejor actor, en este caso Russell Crowe. Phoenix tendría que conformarse con el prestigioso National Board of Review en su categoría.
Su segunda nominación al Oscar fue como actor principal por su papel en Walk The Line (2005), filme de James Mangold en que representó magistralmente al cantante country Johnny Cash y por el filme consiguió su Globo de Oro al mejor actor. En 2012, Phoenix recibió su tercera nominación al Oscar, como actor secundario, por su participación en The Master, el excelente filme de Paul Thomas Anderson. Por este filme ganó la copa Volpi en el Festival de Venecia, compartido con Phillip Seymour Hoffman.
Uno de los roles mejor construidos por Phoenix es su personaje para HER (2013), el filme de Spike Jonze que recibió decenas de premios, incluyendo algunos para su actor, además de su nominación a los Globos de Oro. Más recientemente, recibió el premio al mejor actor en el Festival de Cannes por su papel en You Were Never Really Here (2017), filme de Lynne Ramsay en que encarna a un veterano que sufre de traumas sicológicos.
Nadie puede predecir el futuro, pero si la Academia de Hollywood no lo premia con su Oscar, corremos el riesgo de que las calles de Los Ángeles se llenen de payasos indignados.

Joker (2019). Dirección: Todd Pihillips; Guion: Todd Phillips y Scott Silver; Fotografía: Lawrence Sher; Edición: Jeff Groth; Música: Hildur Guðnadóttir; Elenco: Joaquin Phoenix, Robert De Niro, Zazie Beetz.

3 comentarios:

  1. Como siempre disfruto tus reseñas como las buenas películas. Este full me gustó sobremanera. Hay esperanza para el cine, me llevo al cine de cuando crecimos como cinéfilos a finales de los 70s principios de los 80s. Me quedé con el sabor de querer verla de nuevo, algo muy poco común en mi caso.

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  2. José, gracias por tu recomendación. Gracias por tu análisis que has escrito sin entrar en conficto, The Joker ha suscitado varios comentarios a favor y en contra. Comparto fielmente la reseña de este fiel. Magistral actuación de Joaquín.

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