Marina
Vidal, a sus veinte y tantos, vive y deja vivir. Mientras estudia canto lírico,
se gana sus pesitos cantando salsa (no cualquier tema, que quede claro, sino la
premonitoria “Periódico de ayer”). Tiene una relación con Orlando, un buen tipo
veinte años mayor quien la cuida, le celebra sus cumpleaños, le compra los
boletos para ir a conocer las cataratas de Iguazú. Un pequeño detalle: Marina
es transgénero y debe sobrevivir a la diaria incomprensión de una sociedad
intolerante y discriminatoria. Su mundo, literalmente, se pone patas arriba con
la muerte súbita de Orlando.
Lo
primero que hay que elogiar de Una mujer fantástica es su extraordinario
guion, premiado en el Festival de Berlín. El libreto de Sebastián Lelio y
Gonzalo Maza es uno de los más orgánicos que hemos disfrutado en los últimos
meses: nada de sobresaltos, nada de morbo, (por supuesto) nada de explosiones:
una pareja y un problema por resolver: ¿Qué pasaría si una persona muere en los
brazos de su amada pero, ante los ojos de la sociedad, ella es una persona indeseada?
A partir
de esa premisa, Lelio y Maza desarrollan una historia sin ambiciones de dar
lecciones morales (innecesarias, por demás), sin tomar partida por los bandos
en conflicto, sin adoctrinar nuestras obtusas mentalidades: el mundo es un
espacio para las especies. Punto.
Un guion
que incluso se revela también como un viaje de identidad, al igual que nuestro
personaje principal, entre géneros del cine. A igual que Marina, el filme se
cuestiona, nos cuestiona el por qué debe estar encasillado en un género
específico y lo peor: impuesto según los cánones de terceros, ajenos por
completo del problema que supone ser distinto a los demás. Para que quede claro:
Una
mujer fantástica es también una película sin género específico.
Un guion
que se permite uno de los mejores macguffins que hemos visto en el cine, tanto
porque cumple su función dramática de llamarnos poderosamente la atención, como
porque nos delata la auténtica conciencia moral del espectador.
Un guion
que se desarrolla en medio de una atmósfera idílica a la que aportan mucho las
canciones que Lelio escoge para el soundtrack del filme, revelando a un
melómano consumado. Destaco Time, la fabulosa canción de The
Alan Parsons Project y la no menos fabulosa (You Make Feel Like) A Natural
Woman, de Aretha Franklin.
Volviendo
a nuestro personaje protagonista: Marina es ninguneada por todos y todas, en su
infalible superioridad: el médico la trata como una extraña, la policía como
una delincuente (típicas humillaciones incluídas), los amigos de su pareja como
a una “cosa” inaceptable y la familia del muerto como a una “aberración”. La exesposa
lo precisa en una palabra extraordinaria: “Eres una quimera”.
Ya Lelio
ha demostrado ser un excelente director de actrices: Paulina García ganó en
Berlín por su retrato de otra mujer fantástica: Gloria (2013). Pero lo
que logra con Daniela Vega es sencillamente impresionante. Tanto que ha
colocado a Vega en el centro de la atención del planeta, afirmación que se ve
refrendada por su escogencia como una de las “100 personas más influyentes del
mundo”, según TIME.
Y el
alud de premios que ha recibido Una mujer fantástica, desde el Goya
hasta el Platino, pasando por el Oscar a la Mejor Película Extranjera, no dejan
dudas: estamos frente a un filme hipnótico, inteligente, de esos que propician
enriquecedoras discusiones cuando se encuentran los adecuados contertulios.
Una mujer fantástica contiene una de las escenas más significativas de los últimos años:
Marina, literalmente, se enfrenta a una tormenta que casi le impide avanzar.
Esa tormenta somos los del dedo acusador, intolerante, esta s(u)ociedad llena
de prejuicios. Marina, a pesar de los pesares, se convertirá en mariposa que
canta con su orquesta de cámara, luego de la pérdida liberadora, de la gratitud
purificadora del buen vivir.
Una
mujer fantástica (2017). Dirección: Sebastián Lelio; Guion: Sebastián Lelio y
Gonzalo Maza; Fotografía: Benjamín Echazarreta; Edición: Soledad Salfate;
Música: Mathew Herbert; Reparto: Daniela Vega, Francisco Reyes, Luis Gnecco.
Excelente resena, una explicacion sana, limpia, descriptiva. Una vision del personaje visto desde dentro como por fuera, interpretando el ideal que primo en su creador. Gracias!
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